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El carril lento | 
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| El proyecto Transantiago es la reforma de transporte más ambiciosa nunca intentada en un país en desarrollo. Involucra unos 200 Km de carriles dedicados para buses, la reorganización de las rutas para integrar buses con el metro, seguimiento por GPS de las unidades y pago con tarjeta electrónica, entre otros.
Pero una larga lista de problemas y errores lo han convertido en una pesadilla para los usuarios (largas filas de autobuses llenos, sobre-demanda para el metro, más paradas y cambios para llegar a los destinos) y para el gobierno (que ha visto afectada su popularidad y reputación).
El ministro de transporte ha ido ordenando paulatinamente el caos. Ha renegociado contratos, agregado unidades y rutas; las tarjetas inteligentes funcionan, la congestión del metro ha bajado. Pero ha tenido que reconocer que el proyecto, diseñado para ser auto-sustentable, necesitará de un subsidio de us$40 millones al mes. El gobierno admite también grandes errores por parte de los planificadores y políticos, especialmente la decisión de la presidenta Bachelet de inaugurar el sistema cuando aún no estaba listo. Ciudades como Bogotá han adoptado sistemas de tránsito masivos similares al Transantiago, pero lo hicieron poco a poco, permitiendo que los problemas fueran resueltos.
El shock ha sido particularmente duro para los chilenos, quienes consideran a su país el mejor organizado de América Latina.
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Este es el resumen del artículo "El carril lento" publicado en Febrero 9, 2008 en la revista The Economist.
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