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Nuestro futuro nómada |
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| Muchos creemos que las comunicaciones inalámbricas son una tecnología más. Sin embargo, esta tecnología está comenzando a cambiar vidas, culturas, política, ciudades, trabajos y matrimonios. Específicamente, está trayendo una nueva versión de una vieja idea: el nomadismo.
Aunque el tema de las comunicaciones móviles suele moverse alrededor de la tecnología y las regulaciones (ancho de banda, espectro, etc.), vale la pena explorar los efectos sociales, a la luz de dos grandes tendencias: 1) queda claro que cada día la tecnología será más rápida y más disponible, y 2) los cambios sociales ya se están viendo: padres en la playa cuidando a sus hijos mientras teclean en sus blackberrys, emprendedores descubriendo que no necesitan oficina cuando pueden ir a un Starbucks, etc. Cada día la gente hace más en movimiento.
Los antiguos nómadas iban de sitio en sitio, llevándolo todo consigo. La emergente clase nómada de hoy también deambula por todas partes, pero no tienen que llevar casi nada: desde cualquier lugar pueden acceder a la gente y a la información. Con la caída en los precios de los aparatos y el acceso, ya no quedan excusas para estar desconectado.
Hace un siglo, muchos pensaron que el automóvil era una especie de caballo más rápido. Sin embargo, llevó a cambios profundos (el surgimiento de los suburbios, nuevas ciudades, nueva cultura de mega-tiendas, dependencia del petróleo, etc.) De forma parecida, la tecnología inalámbrica es mucho más que teléfonos más fáciles de usar. Mientras el automóvil dividió a las ciudades en zonas de vivienda y zonas de trabajo, la tecnología inalámbrica las puede mezclar nuevamente. Cada vez más personas trabajan en los suburbios y viven en las ciudades, los patrones de tráfico están cambiando (la gente ya no va de la casa al trabajo y de vuelta en un horario fijo), y los arquitectos están rediseñando oficinas y universidades para ofrecer más espacios flexibles para reuniones, en lugar de pequeños espacios para trabajo sedentario.
La pregunta es si será una mejor vida. En ciertos aspectos si, los trabajadores del conocimiento se están liberando de la tiranía de los cubículos. Pero esta tiranía del espacio está siendo sustituida por la nueva del tiempo: los nómadas estarán siempre conectados, y posiblemente siempre distraídos. En cuanto a familia y amigos, pudiera tener un efecto similar: tendrá al nómada mucho más cerca de ellos, pero le hará más difícil socializar con nuevas personas (una persona que constantemente está enviando correos o mensajes, pierde la conexión con extraños que puede tener sentados a su lado en un café).
En cuanto a la política, las herramientas de los nómadas (como teléfonos móviles con cámara), pueden mejorar el mundo. Pueden convertir a cualquiera en un activista por los derechos humanos, listos para tomar fotos o videos de brutalidad policial, por ejemplo. Pero esas mismas herramientas tienen efectos oscuros: algunos gimnasios, por ejemplo, han comenzado a prohibir el uso de estos teléfonos, para prevenir la toma de fotos comprometedoras. Como en el desierto, el nomadismo promete mucha libertad; pero a su vez, amenaza con la supervisión constante de la tribu.
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Este es el resumen del artículo "Nuestro futuro nómada" publicado en Abril 12, 2008 en la revista The Economist.
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