|
Soberanía versus futuro |
|
| Los mexicanos están enfrascados en una dura polémica sobre el porvenir de Pemex, la petrolera estatal, tema fundamental de la reforma energética que promueve la administración de Calderón y que ya está en manos del Congreso mexicano para su discusión. El pronóstico no es bueno, ya que se enfrentan dos bandos irreconciliables: por un lado está el grupo que se opone a cualquier modificación profunda al régimen de la petrolera estatal y, por lo tanto, a la participación de capitales privados en las labores de exploración, extracción, refinación y transportación de petróleo crudo; por el otro, está el bloque que propone una apertura mayor a inversionistas, sin privatizar la compañía ni perder la soberanía sobre el hidrocarburo.
Según el gobierno (que se encuentra en el segundo bando) lo que quieren es dotar a la compañía de autonomía, capacidad de ejecución, financiamiento y contratación para obtener tecnología de punta - asociarse con firmas privadas para buscar y explotar yacimientos, refinar y transportar combustibles; esto lo tiene prohibido por ley. La compañía tiene muchos problemas y pocos recursos para enfrentarlos.
La situación de Pemex es alarmante: con el ritmo actual de extracción de crudo, las reservas probadas durarán 9,2 años. En los últimos tres años, la producción acumula una caída de 300.000 barriles diarios, dejando de percibir unos us$ 10.000 millones. En el ranking de empresas petroleras del mundo, ha caído a la posición 11 (en el 2000, estaba en la posición 6).
Para los que se oponen a la reforma, el problema se resolvería dando a la empresa un tratamiento fiscal distinto: si Hacienda le dejara de arrebatar el 40% de los ingresos, la empresa tendría los recursos para hacer las labores que ahora requieren del apoyo de capitales privados. Pero el eje del plan de rescate es la exploración en aguas profundas, para lo que además de dinero, se necesita experiencia y tecnología.
El valor bruto del potencial petrolero a más de 2.000 metros de profundidad puede estar entre US$ 850.000 millones hasta US$ 1,5 millones de millones (conservadoramente). Para extraer este “tesoro”, se entregarían contratos a empresas privadas por montos entre US$ 232.000 millones y US$ 409.000 millones, generando un beneficio económico para México, descontando gastos de exploración y desarrollo, de entre US$ 618.000 millones y US$ 1,9 billón (millones de millones).
La expectativa de que se logre es baja. Por un lado, hay muchos intereses políticos alrededor de la compañía y el tema del petróleo en México está rodeado de una mitología que mezcla la discusión con el patriotismo y la defensa de la soberanía nacional. A esto hay que agregar la mala experiencia mexicana en privatizaciones (el caso de Teléfonos de México es el más emblemático: se privatizó en 1990, y aunque mejoró la calidad del servicio e implicó avances en infraestructura, no se tradujo en mejores precios para el consumidor).
Se espera que se apruebe una reforma “Light”, acompañada por una sólida y estricta regulación que acote el papel de los privados.
|
Este es el resumen del artículo "Soberanía versus futuro" publicado en Mayo 2008 en la revista América Economía.
Vea otros artículos publicados en América Economía u otros artículos sobre Negocios en México.
deRevistas.com traduce y resume los mejores artículos publicados por las revistas más prestigiosas de Negocios y Gerencia. Cada quincena, le enviamos a nuestros suscriptores un nuevo ejemplar con unos 30 resúmenes.
|