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Cómprenos, salve al planeta | 
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| Últimamente, en el sector de la informática, ha estado sonando mucho el término "nube computacional", una tendencia actual en la que se presta un sinnúmero de servicios a través de la "nube", es decir Internet. Sin embargo, el término no parece estar del todo correcto.
Se supone que la migración de las aplicaciones a la Internet hace de la informática un medio ingrávido y ajeno a los recursos del mundo real; no obstante, la verdad es que la nube computacional requiere cada vez más de servidores y computadoras potentes necesarias para procesar un volumen inmenso de datos. Según la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), los centros de datos de los Estados Unidos han totalizado un consumo energético de 1,5%. Como consecuencia, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) han ido aumentando considerablemente durante los últimos años. De mantener dicho ritmo, el porcentaje de las mismas se cuadriplicará en el 2020 y superará incluso el nivel de contaminación de los aviones.
Los fabricantes de software parecen sacar provecho de esta problemática ambiental por medio de la venta de tecnologías orientadas a frenar el consumo energético; las compañías que operan los centros de datos se presentan menos promisorias en cuanto a este tema. Prueba de ello es que varios estudios de investigación han coincidido en que los centros de datos se han mostrado reacios a admitir su ineficiencia: la inactividad de un tercio de sus servidores, el desconocimiento por parte de sus administradores de los programas que operan en los servidores. Por consiguiente, estas industrias serán sometidas a varias medidas de regulación y ahorro de energía, de no reducir el consumo energético.
Para reducir el consumo de energía a la mitad, se sugiere emplear tecnologías, tales como procesadores de núcleo múltiple, fuentes energéticas más rendidoras, sistemas de refrigeración inteligentes; calcular el rendimiento por vatio, virtualizar los servidores para maximizar el rendimiento y reducir el uso de energía; implementar mejores medidas para aumentar la eficacia y bajar los costos de refrigeración. A pesar de la implementación de estas medidas, el desafío subyace en crear tecnologías que no desprendan CO2 . Para ello, deberán alinearse la industria informática con las organizaciones ambientalistas mediante la aplicación de un sistema de tope y canje para las emisiones, o un impuesto sobre el carbono. Por ahora, el sector informático puede adoptar tecnologías más eficaces sin la necesidad de pagar un precio sobre el carbono.
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Este es el resumen del artículo "Cómprenos, salve al planeta" publicado en Mayo 24, 2008 en la revista The Economist.
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