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Recoil



Revista: The Economist
Tema: Industria de energía y petróleo
Fecha: Mayo 31, 2008
A principio de los años setenta, el precio del petróleo se cuadruplicó y casi deja sin aliento al mundo entero. El embargo árabe dejó marcas indelebles en muchos países. Por ejemplo, Estados Unidos sometió sus automóviles a nuevos estándares de rendimiento y Francia adoptó la energía nuclear. Treinta y cinco años después, los precios del petróleo se han vuelto a cuadruplicar. Durante cinco años, el mundo ha visto como la producción estancada y la demanda de los mercados emergentes desatada han acorralado a los precios del petróleo, y es apenas ahora que está reaccionando.

Los políticos están empezando a buscar un chivo expiatorio. De primeros en la lista están los especuladores, que se aprovechan del malestar ajeno. Pero esto no es del todo cierto. Dichos especuladores no poseen petróleo de verdad. Cada barril que compran en los mercados de futuros lo venden antes de que caduque el contrato. Es posible que esto incida en el precio de los “barriles de papel”, pero no en los precios del crudo que entra en las refinerías. Pero, si los especuladores no son culpables, ¿qué tal las compañías petroleras, incapaces de aumentar la producción? Esta acusación tampoco es del todo fundada. El precio del petróleo se establece en un mercado. Acaparar petróleo en el subsuelo significa para las compañías petroleras perder miles de millones de dólares invertidos. Por otra parte, hay quienes sugieren que el petróleo es costoso porque se está acabando. Pero hay pocas pruebas de que esto sea cierto. El Medio Oriente todavía cuenta con un mar de petróleo. Además, aunque se estuviera agotando el petróleo, todavía quedan otras fuentes tales como las arenas bituminosas.

La verdad es mucho más sencilla. Hallar y desarrollar nuevos campos petroleros es muy costoso en términos de tiempo y dinero para las compañías. Además, el petróleo es perverso. Cuando los precios están bajos, los países productores les dan la bienvenida a las petroleras extranjeras. Pero, cuando los precios suben, ciertos países como Rusia y Venezuela expulsan dichas compañías. De igual modo, los ingenieros, barcos y equipos necesarios para producir nuevos yacimientos de petróleo son muy caros actualmente. Buscar nuevos pozos petroleros es costoso precisamente porque todo el mundo quiere contratar los servicios de los expertos.

Así que pasará mucho tiempo antes de que los precios del petróleo desciendan. Ciertos conservacionistas le están dando la bienvenida a esta situación. Y, si bien es cierto que el interés por el conservacionismo aumentará, no es menos cierto que todo lo que están logrando los altos precios se puede obtener mejor aumentando los impuestos. Aparte de disminuir el uso del petróleo, los altos precios han impulsado la explotación de las arenas bituminosas, que generan aún más dióxido de carbono que el petróleo.




Este es el resumen del artículo "Recoil" publicado en Mayo 31, 2008 en la revista The Economist.

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