|
|
El fin de una ilusión y la última guerrilla | 
|
| Hace seis años, los colombianos eligieron a Álvaro Uribe como presidente porque este ofreció redoblar las fuerzas de seguridad para defender una democracia agobiada por la guerrilla de izquierda y los paramilitares de derecha. Varios observadores de Estados Unidos, Europa y Latinoamérica acusaron a Uribe de belicista, y lo conminaron a buscar una “solución política” con las guerrillas. Entonces se creía que vencer a las FARC, la guerrilla más grande, vieja y rica de Latinoamérica, era imposible.
Pero ahora parece posible. En los últimos meses las FARC han sufrido una serie de reveses devastadores. Ha perdido tres de los siete miembros del secretariado, incluyendo a Manuel Marulanda, fundador y líder indiscutible de las FARC, que murió a los 78 años de un supuesto infarto al corazón. Miles de guerrilleros han desertado. Hasta Hugo Chávez, presidente de Venezuela, que recientemente había pedido que se le reconociera beligerancia a las FARC, ha cambiado de discurso. De hecho, esta semana le pidió a las FARC y a su nuevo líder, Alfonso Cano, que terminaran la guerra y soltaran a los 700 secuestrados.
Ahora que las guerrillas han sido reducidas, ¿qué les puede ofrecer Uribe? Este es el problema. Cuando los paramilitares de derecha se mostraron interesados en una solución política, los observadores criticaron a Uribe por ofrecerles un trato preferencial a narcotraficantes y asesinos de masas. Incluso la Corte Suprema se negó a aceptarlo y le pidió a los paramilitares que se desarmaran y asumieran la responsabilidad por sus crímenes. El problema es que algunos de los señores de la guerra continuaron con sus fechorías desde la cárcel. El mes pasado, Uribe extraditó a 14 de estos señores de la guerra a Estados Unidos, donde podrían ser condenados a cadena perpetua.
El trato que recibieron los señores de la guerra de derecha hace que llegar a un acuerdo con la izquierda sea más difícil aún. Los líderes de las FARC también han cometido crímenes contra la humanidad y algunos trafican drogas. Así que ahora no tienen mayor incentivo para desmovilizarse. Algunos colombianos consideran que el mejor lugar para los líderes de las FARC es la cárcel. Esto es cierto, pero lo mejor puede ser a veces enemigo de lo bueno. Aunque las FARC ya no podrán acabar con la democracia colombiana, ya nadie quiere luchar con la guerrilla. Así que para terminar este conflicto se requerirá un acuerdo y más poderío militar.
|
Este es el resumen del artículo "El fin de una ilusión y la última guerrilla" publicado en Junio 14, 2008 en la revista The Economist.
Vea otros artículos publicados en The Economist u otros artículos sobre Negocios en Colombia.
deRevistas.com traduce y resume los mejores artículos publicados por las revistas más prestigiosas de Negocios y Gerencia. Cada quincena, le enviamos a nuestros suscriptores un nuevo ejemplar con unos 30 resúmenes.
|
