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Un país dividido se auto-destruye | 
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| La huelga en Venezuela da muestras de lo difícil que es negociar a pesar de los esfuerzos del Secretario General de la OEA, César Gaviria y ahora los amigos de Venezuela. La oposición insiste en que el Gobierno del Sr. Chávez, a pesar de haber sido elegido dos veces, es antidemocrático y que su revolución está llevando a Venezuela hacia un socialismo militar dictatorial. Mientras tanto, el gobierno considera a sus opositores como terroristas y golpistas.
El petróleo se ha elevado más de cinco dólares desde que comenzó el conflicto. Muchos trabajadores están recibiendo la mitad del sueldo, y algunos nada. La escasez de gasolina y gas continúa. Las compañías, que apoyan la huelga, dicen tener planes de contingencia para asegurar el suministro de mercancía, pero las entregas se han interrumpido por las escasez de combustible y el hostigamiento del gobierno. Ambos lados temen saqueos. El desempleo está desbordándose, así como el empleo informal.
Incluso si la huelga se levanta, la situación económica de Venezuela será precaria. Ya la economía Venezolana se ha contraído 10% desde 1999. El Sr. Chávez podría ganar esta batalla, pero Venezuela entera ya la perdió.
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Este es el resumen del artículo "Un país dividido se auto-destruye" publicado en Enero 18, 2003 en la revista The Economist.
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