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Tras el rechazo de Irlanda al Tratado de Lisboa, ¿qué tiene por delante la UE? | 
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| El rechazo de Irlanda en junio pasado impidió a los europeos ratificar el Tratado de Lisboa, que entraría en efecto el 1º de Enero del 2009, en sustitución de la fracasada Constitución Europea. En ese país, él único que dejó la decisión a sus ciudadanos, el 53,4% rechazó la propuesta, lo que los expertos atribuyen a varios factores. Citan su carácter insular, que lo lleva a no estar firmemente conectado al continente y también que los irlandeses quieren mantener algunos aspectos de la anterior Constitución, incluyendo su actual política fiscal. Otros opinan que están mal informados y han rechazado el Tratado por estar irritados con su gobierno debido a la corrupción. En las conservadoras áreas rurales de Irlanda votaron “no”, al parecer por temor a perder los beneficios de la política europea de granjas. Es evidente que hay un gran miedo al cambio.
Es muy temprano para predecir hacia qué dirección se moverá la UE, cuyos altos niveles directivos deben analizar las consecuencias del referéndum irlandés y darle un nuevo enfoque al juego. Una vía clásica de resolverlo sería posponer el voto por un año en una declaración que suscriba condiciones para los irlandeses. Varios analistas concuerdan en que la solución más viable es que los irlandeses voten una vez más, y den entonces el tan esperado "sí". Otra alternativa sería asustarlos, imponiéndoles alguna penalidad o la expulsión de la UE.
El Tratado de Lisboa no tiene sentido sin Irlanda. Podría haber una crisis europea si su rechazo se contagia a otros estados, como la República Checa y Polonia. Algunos analistas consideran que no se debe convertir a los irlandeses en chivos expiatorios, que Europa tiene que ver la integración como un proceso continuo que debe ser también compatible con cada identidad nacional, lo que fortalecerá el proceso supranacional y que la ratificación del Tratado de Lisboa debe promocionar y no impedir los esfuerzos permanentes para lograr el tipo de Europa que se desea. Otros, ven el rechazo de Irlanda como un golpe desmoralizador, pues el tratado debe ser socialmente aceptable y requiere la aprobación unánime de todos los estados miembros de la UE.
Una solución sería reconsiderar la regla de la unanimidad y promulgar un plan audaz que permita llevar a cabo las reformas siempre que la mayoría de los estados de la UE las aprueben, en definitiva el Tratado de Lisboa fue ratificado por los estados más importantes, incluyendo el Reino Unido. Hay quien no cree que el rechazo de Irlanda sea un punto de crisis y se espera que en la cumbre de octubre de la UE, ese país presente sugerencias para cambiar la opinión de sus votantes. Otra posibilidad implicaría ir promulgando cada uno de los cambios del Tratado, aunque éste no sea aprobado en su totalidad, pues los avances que propone son enteramente necesarios. Hay que esperar a ver qué propone Irlanda en octubre y si otros países apoyan su negativa. Entonces se decidirá el futuro del Tratado de Lisboa.
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Este es el resumen del artículo "Tras el rechazo de Irlanda al Tratado de Lisboa, ¿qué tiene por delante la UE?" publicado en Julio 9, 2008 en la revista Knowledge @ Wharton.
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