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El Amazonas: trátese con cuidado | 
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| La extracción de recursos energéticos no tiene por que dañar la selva tropical. Frente a ello, una pacífica manifestación de varios miles de miembros de una tribu de una selva amazónica en Perú cantaba victoria por la revocación de dos decretos presidenciales el pasado 22 de agosto, los cuales facilitaban a compañías e individuos la compra de tierras pertenecientes a indígenas reduciendo el consentimiento necesario de una comunidad entera con tan sólo dos tercios de voto de la mitad de los asistentes a una reunión multitudinaria. Los manifestantes, quienes ocupaban las instalaciones petroleras, clamaban que muchos de ellos perderían sus tierras de manera insospechada.
El impopular mandatario, Alan García, argumentaba que las "bienhechoras" organizaciones no gubernamentales se encontraban bloqueando los intentos del país en pro de su desarrollo económico. La protesta, así como la revocación de los decretos, fue un vergonzoso contratiempo para el gobierno peruano. Otros decretos que regulan la exploración de petróleo serán revisados de ahora en adelante por un comité conformado por todos los partidos políticos de la nación.
Los asuntos de la disputa son complejos –y aplican en mucho de la extensión de la faja subandina. En el Perú, como cualquier lugar en Latinoamérica, el estado es dueño del subsuelo –y cualquier crudo, gas y otros minerales que éste pueda contener. Desde el año 2005, la proporción de selva tropical que corresponde para la exploración petrolera se ha expandido en un 72% en comparación con un 15%. Sin embargo, los indígenas son poseedores de los títulos de muchas de las tierras encima de los yacimientos: 58 de 64 bloques petroleros en el mapa de Perú se superponen en territorio indígena, los cuales 17 reservas existentes y propuestas ya son ocupadas por gente viviendo en aislamiento voluntario.
Perú además tiene en mente otorgar otros 22 bloques petroleros, muchos de éstos en la jungla, durante el mes de octubre. Colombia hará lo mismo en su selva sureña. El presidente venezolano Hugo Chávez ha hecho una campaña para poder exportar el gas natural del país a través de la selva tropical del Amazonas hacia Buenos Aires. La estatal petrolera de esa nación, PDVSA, se encuentra ayudando actualmente a la revivida corporación petrolera boliviana a explorar la selva. Ecuador ya encontró petróleo en su Parque Nacional Yasuní. El gobierno de Rafael Correa le ha prometido a las tribus indígenas que no explotaría la tierra –eso si los países ricos pagaran US$350 millones al año sobre la siguiente década (o la mitad de los ingresos estimados del pozo). Alemania e Italia ya han expresado interés en él, aunque el último parece estar algo frenado por la incertidumbre que representa el trato.
En el pasado, las compañías petroleras frecuentemente adoptaban una aproximación muy indiferente hacia el medio ambiente y sus pobladores. Ellas se limitaban a informar a los habitantes que iban perforar y extraer petróleo en sus tierras en vez de ganar su previa aprobación por parte de ellos. En la actualidad se necesita que haya una aproximación mucho más cuidadosa para lograr reconciliar los intereses nacionales con los habitantes de la selva tropical, tarea que puede llegar a ser difícil –pero no imposible.
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Este es el resumen del artículo "El Amazonas: trátese con cuidado" publicado en Agosto 30, 2008 en la revista The Economist.
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