|
|
Hogar, dulce oficina: el tele-trabajo es bueno para la empresa, el empleado y el planeta | 
|
| Desde antes del advenimiento de la Web, el teletrabajo se ha presentado como una solución para todo lo que siempre ha afectado al empleado de oficinas en EUA (la agonía y gastos de viajar al trabajo, la incomodidad de trabajar en cubículos, el corto tiempo para la familia), pero aún la mayoría de los trabajadores sigue yendo a la oficina. Aunque un tercio de los más de 150 millones de americanos aplican el teletrabajo, al menos ocasionalmente, la mayoría sólo lo hace algunos días del mes. Un 40% de las compañías permite algún tipo de arreglo para trabajar en casa, y el resto insiste en una asistencia a tiempo completo.
Según una encuesta del 2006, el mayor miedo de los empleadores es perder el control sobre sus empleados, a los que imaginan en sus casas desperdiciando las horas de trabajo. Se equivocan. Con la gasolina a US$4 el galón, las compañías no sólo deberían extender el teletrabajo, sino vaciar por completo sus oficinas, algo que podría sonar radical a los que esgrimen como sus beneficios la camaradería y la colaboración cara a cara. Estudios han mostrado que los que teletrabajan están tan involucrados como sus compañeros de los cubículos, y son más felices y productivos. Trabajar desde la casa tiene efectos favorables en la autonomía percibida, el conflicto trabajo-familia, la satisfacción con el trabajo, el rendimiento, la rotación laboral y el estrés. La única desventaja demostrable es cierto deterioro de las relaciones con sus colegas de las oficinas, en gran parte por los celos de éstos, una razón de más para “desaparecer” tu
oficina.
Según un reporte, el 81% de los gerentes creen que el teletrabajo mejoró la productividad hasta un 61% respecto al 2005, debido en gran medida a la proliferación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) unificadas, que conectan a los trabajadores que están en movimiento y a los distantes, gracias a productos como sistemas de videoconferencias y servicios con base en la Web que permiten que los usuarios vean el trabajo en pantalla de un colega distante en tiempo real. Mientras, la oficina tradicional sigue siendo un hueco negro de interrupciones, dilaciones y políticas desmoralizantes.
Si tener a la gente junta bajo el mismo techo tiene algún valor, en vez de alquilar oficinas tradicionales con altos costos y en gran parte subutilizadas, las compañías podrían unirse a cooperativas de salones de reunión, que les permitirían reunirse cuando fuera necesario. Proveer a un empleado con 200 pies cuadrados de cubículo cuesta más de US$15,000 por año, por lo que el ahorro sería significativo. Deshacerse de la oficina podría darle a los negocios una ventaja en cuanto al reclutamiento y retención de talentos (que no tendrían que renunciar a su vida por las oportunidades) y para los que comienzan, el lugar no limitará el número de empleados de la compañía. Se eliminarían problemas como el tiempo de traslado al trabajo, la velocidad al manejar y las condiciones del vehículo. Y se le aumentaría automáticamente el salario al empleado, que ahorraría US$1,200 al año, sólo en combustible.
|
Este es el resumen del artículo "Hogar, dulce oficina: el tele-trabajo es bueno para la empresa, el empleado y el planeta" publicado en Octubre 2008 en la revista Wired.
Vea otros artículos publicados en Wired u otros artículos sobre Organización.
deRevistas.com traduce y resume los mejores artículos publicados por las revistas más prestigiosas de Negocios y Gerencia. Cada quincena, le enviamos a nuestros suscriptores un nuevo ejemplar con unos 30 resúmenes.
|
