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Elefantes con alas de mariposa | 
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| Hasta en las organizaciones más maduras la innovación tecnológica es una premisa de acción. En Argentina, los directivos de Arcor (primera productora mundial de caramelos y mayor fabricante de galletas de Sudamérica) decidieron crear una Gerencia de Innovación que se asoció a la Universidad de Córdoba para lanzar un Polo Biotecnológico con más de 10 centros de investigación, con el objetivo de lograr especies vegetales con mayor poder nutritivo para incorporar a sus productos y conseguir nuevos biomateriales para empaques y envases biodegradables, sustentables o comestibles. Otro gran referente es el Grupo Techint, con un laboratorio propio donde reúne unos 120 investigadores que no sólo ajustan productos a la medida del cliente, sino que realizan I+D por su cuenta, o asociados con distintos centros de investigación estatales.
En Brasil, donde la I+D ya llegó a 1% de su PIB y la mitad está en manos del capital privado, las nuevas multinacionales exhiben gran capacidad de inversión en innovación. Novos Negocios, la empresa de capital de riesgo creada por Votorantim (uno de los mayores conglomerados del país), con US$300 millones para inversión, ha conformado un portafolio de ocho empresas, entre ellas n Tivit, ya una de las mayores compañías brasileñas de servicios informáticos, y CanaVialis, que busca desarrollar cañas apropiadas para biocombustibles y es seguro que tendrá crecimiento en el futuro inmediato. Odebrecht, el segundo conglomerado de ese país, tampoco se queda atrás, y su campeón Braskem (la segunda petroquímica de la región) ya suma tres centros de tecnología e innovación con 24 laboratorios y ocho plantas piloto, donde trabajan 195 profesionales que han logrado más de 200 patentes registradas en Brasil, EUA y Europa.
La mayor cementera latinoamericana, Cemex, se ha caracterizado por la innovación, con novedades continuas, desde nuevos concretos hasta mejores sistemas de logística, pasando incluso por financiamiento. Su base creativa es un comité de innovación, que vincula grupos que trabajan cada uno sobre una inquietud de la compañía, desde cómo avanzar en manufactura hasta cómo hacer más accesible la vivienda y cómo facilitar el negocio con los clientes. En otro rubro, la cadena chilena Falabella ni siquiera tiene una estructura específica para la innovación, pero también incentiva el compromiso innovador de sus miembros. Anualmente promueve el concurso de ideas en el que pueden participar todos los empleados.
Según expertos, no debe considerarse una mala señal que las grandes empresas lideren la innovación, pero hay que establecer diferencias. En Brasil están en otro escalón y sólo tienen que evitar la trampa de centrarse más en el producto que en el cliente, pero en Argentina, Chile, e incluso México, es fundamental que los grandes grupos hagan la agenda de innovación al menos en el corto plazo: son las firmas que generan más de 60% de las divisas y están atadas al precio de los commodities, con toda su volatilidad. No desconocen la innovación, pero normalmente se centran en la eficiencia, lo que atempera pero no evita la caída de rentabilidad. Por fortuna, cada vez más casos promueven el optimismo, aunque con un paradigma distinto: lo central no es el desarrollo de tecnología, sino su adaptación para la generación de valor y nuevos negocios.
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Este es el resumen del artículo "Elefantes con alas de mariposa" publicado en Octubre 2008 en la revista América Economía.
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