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Todavía no hemos visto lo peor



Revista: Forbes
Tema: Finanzas
Fecha: Noviembre 11, 2008
La caída del mercado fue causada por los accionistas, que finalmente anticiparon el problema económico que se veía venir desde hace dos años. La realidad, que los estrategas políticos de Washington sólo reconocen en parte, es que tanto la institución financiera como la de vivienda, están revirtiendo el enorme apalancamiento que construyeron por décadas y eso está ocurriendo en cuatro fases. La primera, fue el colapso de la vivienda, que comenzó el pasado año al salir a la luz el asunto de los préstamos no preferenciales. Los problemas bursátiles comenzaron con la fase dos, a mediados del 2007, cuando la desaparición de dos fondos de cobertura Bear Stearns reveló que las firmas financieras estaban utilizando ampliamente el apalancamiento y haciendo inversiones en activos muy costosos y de valor desconocido.

Estas dos fases continúan, ya que los precios de la vivienda han bajado en 18% y seguirán hasta un 23% de la cifra actual, hasta alcanzar un mínimo total de caída de 37%. Y el exceso de inventario ha llegado a ser de 1.8 millones de casas. Mientras tanto, la confianza que mantiene la cohesión de los mercados financieros se ha deteriorado hasta el punto en que los bancos no quieren prestarse entre sí, y mucho menos a alguien más. El relajamiento de las reglas de ajuste de mercado hará que las hojas de balance de los bancos sean menos atemorizantes, pero esto no necesariamente tranquilizará a los inversionistas, que estarán más aprehensivos sobre las pérdidas que no les permiten ver.

La fase tres es la caída en picada de los gastos de los consumidores. El colapso de los precios de las viviendas podría dejar a 25 millones de propietarios con casas que valdrán, colectivamente, US$1 trillón menos que sus hipotecas. Aun si incluimos los 24 millones que son dueños por completo de sus casas, un tercio de los propietarios estará hundido. Con muy poco margen para los créditos, los consumidores están haciendo recortes a su economía y disminuyendo sus gastos opcionales, entre los que empiezan a incluirse los pagos de créditos de vivienda, tarjetas de crédito y autos, ante la necesidad de poner comida en la mesa. En el estado de cosas actual, el declinar de la demanda que esto acarreará puede ser devastador.

La cuarta fase es la extensión global de la recesión: bajos consumos en Japón y Europa, colapsos de la vivienda en Irlanda, España y el Reino Unido, desnivel en las exportaciones de China e India y bolsas de valores colapsando en todo el Planeta. En Europa buscan garantizar los depósitos bancarios y los créditos, y esta misma razón forzó al Tesoro de EUA a desviar US$250 billones del rescate financiero, para comprar acciones bancarias. Los precios de las commodities colapsan a medida que cae la demanda global y todos huyen de las letras del Tesoro, mientras el dólar se recupera. Salirse de este enredo financiero requerirá eliminar el exceso de viviendas en existencia, completar las amortizaciones y recapitalizaciones de los bancos y del subsidio de las hipotecas, lo que podría tomar años y tener un altísimo costo.




Este es el resumen del artículo "Todavía no hemos visto lo peor" publicado en Noviembre 11, 2008 en la revista Forbes.

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