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El capitalismo a raya



Revista: The Economist
Tema: Finanzas
Fecha: Octubre 18, 2008
Desde su creación, The Economist ha propugnado por la libertad económica. Pero, ahora, esta y el capitalismo están siendo atacados. Inglaterra, cuna del movimiento privatizador moderno, nacionalizó buena parte de sus bancos. Por su parte, el gobierno estadounidense ha prometido invertir US$ 250 mil millones en el área bancaria. Y hay otros gobiernos que están volviendo a regular sus sistemas financieros. Así que todo apunta a lo mismo: el estado jugará un mayor papel que el sector privado. Esta publicación espera sinceramente que esto no ocurra. El capitalismo ha mejorado la vida de miles de millones de personas durante el último siglo y medio. Las zonas más prósperas del planeta son aquellas en las que ha florecido el capitalismo. Así que el mundo debería valerse de esta última crisis, devastadora como es, para aprender aún más sobre el capitalismo.

Pero, paradójicamente, cualquier defensor del capitalismo debe admitir, por ahora, un intervencionismo estatal. Gran indignación ha suscitado entre los votantes y el sector comercial el que los contribuyentes tengan que pagar US$ 2,5 billones para rescatar una industria tan favorecida. Pero el programa de ayuda financiera responde a razones pragmáticas, no ideológicas. En todo caso, los gobiernos deben evitar que el plan recompense a los directores y accionistas de los bancos rescatados. Además, deben administrar los bancos siguiendo una visión meramente comercial, que permita recuperar el sector bancario cuanto antes. Está claro que el sector público deberá hacerse cargo a corto plazo de una mayor porción de la economía en varios países. Pero, a largo plazo, todo dependerá de quién termine siendo el culpable de esta catástrofe. Y es ahí, precisamente cuando habrá que dar una importante batalla intelectual. Los defensores del capitalismo tendrán que lidiar con dos críticas fundamentales. Una más fuerte que la otra.

Según la crítica más débil y populista, el capitalismo anglosajón fracasó. Algunos críticos señalan que el “consenso de Washington” para la desregulación y la privatización, predicado tanto por Estados Unidos como por Inglaterra en todo el mundo, ha llevado la economía mundial al borde del desastre. Si esta opinión logra ganar un mayor apoyo, los políticos de todo el mundo, desde Beijing hasta Berlín, lograrán justificar cualquier barrera que se le imponga al libre comercio de bienes y servicios dentro y fuera de sus economías. Sin embargo, la desaparición de las barreras comerciales en los últimos 25 años ha generado riqueza y libertad como nunca antes en todo el mundo. Cientos de millones de personas han logrado salir así de la pobreza absoluta. Así pues, el comercio de bienes y servicios no financieros no debería ponerse en cuestión. Recordemos los terribles efectos obtenidos en los años treinta.

Un segundo grupo de críticos se centra más en la desregulación de las finanzas que en la economía en general. Esta crítica es más sustancial. Es preciso regular las finanzas porque estas suelen ser presa de diversos fenómenos: caídas estrepitosas, pánico y burbujas. Pero el fracaso de las finanzas modernas no se le puede atribuir sólo a la desregulación. Recordemos que el (tan golpeado) mercado hipotecario estadounidense es uno de los más regulados del mundo. En realidad, el problema surgió a causa de malas decisiones políticas. La Reserva Federal ignoró la burbuja inmobiliaria y mantuvo las tasas de interés demasiado bajas por demasiado tiempo. Por su parte, las economías emergentes (especialmente China, que mantuvo baja su tasa de cambio) decidieron acumular reservas, lo que generó una abundancia de capital en Estados Unidos. Así que los errores políticos se mezclaron con los excesos de Wall Street.

Una rígida regulación no impedirá que el mundo sufra otra crisis. Dos de las más recientes crisis, la de Japón y la de Corea del Sur, tuvieron lugar a pesar de que ambos países contaban con sistemas rígidamente regulados. No se necesita más gobierno sino un mejor gobierno. Lamentablemente, una de las grandes lecciones de la historia es que a las razones económicas no siempre se les da la importancia que se merecen, sobre todo cuando el escenario a corto plazo en la mayoría de los países será, en el mejor de los casos, una recesión.




Este es el resumen del artículo "El capitalismo a raya" publicado en Octubre 18, 2008 en la revista The Economist.

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