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Rediseñando las finanzas globales |
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| Es muy fácil tildar la reunión del G20 como nada más que un teatro político. Los presidentes y primeros ministros de varias naciones (ricas y emergentes) se reunieron en Washington, DC, para redactar las nuevas leyes de las finanzas globales. Algunos observadores han comparado esta reunión con la conferencia Bretton Woods de 1944, en la que nació el sistema financiero de posguerra, así como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Pero la conferencia Bretton Woods duró tres semanas y fue precedida por dos años de preparación técnica. En cambio, la crisis actual, la más severa desde la Gran Depresión, no podrá solucionarse en una reunión de cinco horas y cuyo anfitrión es un presidente venido a menos. Sin embargo, esta reunión es importante al menos por tres razones.
La primera es que podría marcar el inicio de un mejor sistema económico multilateral. El G20, creado tras la crisis de los mercados emergentes de hace una década, no es perfecto. Incluye grandes economías, admiradas por sus sistemas financieros regulados (España), así como países medianos que se han vuelto irrelevantes para las finanzas globales (Argentina). Sin embargo, el G20 incluye elementos fundamentales del mundo rico y del mundo emergente, y esto lo vuelve un foro más idóneo que el G7 (de países ricos) para discutir sobre cooperación económica.
Esta cooperación se debería centrar en el tema de cómo gerenciar la crisis, la segunda razón por la que esta reunión es importante. Las economías emergentes están siendo golpeadas muy duro por la crisis. Esto es algo que no puede evitar el G20. Sin embargo, el grupo podría trabajar coordinadamente con el fin impulsar la demanda y destinar recursos a las economía emergentes. Pero, ¿qué sucede con el objetivo más ambicioso de arreglar las finanzas globales? No es posible arreglar las finanzas porque el sistema consiste en un tira y encoge entre los mercados de capital globales y las soberanías nacionales. Cualquier solución depende de los deseos contradictorios de las soberanías nacionales y de los mercados de capital. A pesar de toda la retórica, ningún político ha propuesto que se le ceda la soberanía a un regulador global, y mucho menos crear un verdadero prestamista global.
Pero, dado que no hay mayores planes en este sentido, lo mejor es que la reunión se concentre en establecer mecanismos políticos que permitan aliviar la crisis (la tercera razón). Un ejemplo es la idea de Gordon Brown de crear un “colegio de supervisores” que se ocupen de las firmas más grandes. Otra idea es crear un conjunto de normas globales que establezcan qué se debe regular y cómo. Asimismo, es preciso buscar el modo de reformar el FMI: reducir la presencia europea y aumentar el poder de los mercados emergentes. Aunque sean modestas, estas medidas tomarán tiempo. Así que la cumbre debería echarlas a andar en cuanto antes.
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Este es el resumen del artículo "Rediseñando las finanzas globales" publicado en Noviembre 15, 2008 en la revista The Economist.
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