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Crisis financieras, pasado y presente |
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| En buena medida, el factor que determinó la duración y severidad de las recesiones pasadas fue la capacidad del gobierno de restablecer la confianza entre consumidores, compañías, inversionistas y prestamistas.
Las crisis económicas se vuelven recesiones catastróficas cuando se entorpece durante mucho tiempo el flujo de capitales hacia los negocios. Esto fue lo que volvió tan devastadora la crisis financiera asiática. El flujo neto de capital a la región pasó de US$ 93 mil millones en 1996 a US$ 12 mil millones en 1997. Los sistemas bancarios nacionales no podían ofrecer suficiente dinero, los bancos extranjeros no estaban preparados para extender el crédito y el Fondo Monetario Internacional no reaccionó a tiempo. El resultado de todo esto fue que los negocios no lograban financiar el capital operativo, por no decir las inversiones. Pero una vez que el flujo de crédito se recuperó, las economías afectadas se restablecieron rápidamente. Este fue más o menos el mismo caso durante la Gran Depresión de los años treinta.
Bajo condiciones menos extremas y con una adecuada intervención del gobierno, las economías son capaces de soportar crisis crediticias aún mayores. Por ejemplo, entre 1981 y 1983, 258 bancos estadounidenses quebraron o requirieron de ayuda. Sin embargo, las inversiones no residenciales estadounidenses cayeron en tan sólo 1%. Durante toda la década de los ochenta, quebraron casi 750 bancos y más de 1.500 requirieron de ayuda. Sin embargo, la inversión corporativa aumentó en promedio 4,5% anual durante los años ochenta. Hoy en día, la economía no financiera está sorprendentemente bien preparada para lidiar con la recesión: las compañías industriales estadounidenses tienen menos deudas y cuentan con más crédito que en la crisis de las puntocom, la crisis de ahorro y préstamo, e incluso la crisis petrolera de los años setenta. La profundidad de la crisis actual dependerá del debate político de los siguientes trimestres.
Por los momentos no sabemos cómo se desarrollará la crisis actual, pues no es posible pronosticar si las corporaciones, los inversionistas y los consumidores recuperarán la confianza. Tampoco es posible pronosticar cuáles serán las medidas que implementará el gobierno. Sin embargo, a las compañías que adoptaron una estrategia puramente defensiva en las recesiones pasadas les fue mucho mejor que a las compañías que asumieron una actitud mucho más activa. A continuación, algunos consejos:
1. Buscar patrones: aunque todas las recesiones son diferentes, es importante entender cómo se han comportado las diversas industrias durante las crisis pasadas, y qué factores permitieron una recuperación más rápida.
2. Estar sobreseguro: la mayoría de las compañías cuentan con planes de contingencia, pero no todas están preparadas para lo peor. Lo que hace nada parecía imposible puede volverse una realidad en cualquier momentos.
3. Buscar oportunidades: en vez de reaccionar ante los hechos, lo mejor es dedicarle tiempo a entender las fuerzas que están entrando en juego en las diversas industrias.
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Este es el resumen del artículo "Crisis financieras, pasado y presente" publicado en Diciembre 2008 en la revista McKinsey Quarterly.
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