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Empresas y empleados juegan sus cartas en un mercado laboral hostil |
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| El trabajo temporal fue el primero en sufrir las consecuencias de la crisis, que ya ha alcanzado a las plantillas fijas de medio mundo. Cerca de 20.000 trabajadores de la industria automotriz y el sector inmobiliario han sido los primeros en sufrir los efectos de la crisis financiera mundial en España. El virus ha seguido extendiéndose al conjunto de la actividad económica y, en lo que va de año, ya se ha cobrado más de medio millón de puestos laborales. Esta misma situación se repite en la mayoría de los países europeos y en Estados Unidos, origen de la recesión. Hasta el momento, América Latina parecía haberse librado y, aunque la bonanza de la región para 2008 esté asegurada, con un crecimiento del 4,5% de media, el Fondo Monetario Internacional ya ha rebajado sus previsiones al 2,5% para el próximo ejercicio. Ante un difícil 2009, empresas y sindicatos se esfuerzan por buscar alternativas más flexibles a los expedientes de regulación de empleo. En medio de la tormenta hay compañías y comités de empresa que están negociando fórmulas alternativas para no llegar a esta drástica situación.
Rocío Bonet, experta en recursos humanos de IE Business School, señala que “algunos empleados pueden estar interesados en acogerse a programas de reducción de jornada o vacaciones no pagadas”. En opinión de esta experta, se acabaron las horas extra y el derroche en gastos superfluos. Por su parte, Miguel Ángel Cruz, abogado asociado del bufete especializado en Derecho del Trabajo Sagardoy Abogados, explica que "la empresa no puede obligar unilateralmente al trabajador”. Algunas compañías han decidido aprovechar los paros técnicos para que sus empleados disfruten de sus vacaciones pagadas. Sin embargo, desde el punto de vista legal, "hay que cumplir con lo establecido en el convenio colectivo, en cuanto a duración (30 días naturales como mínimo), fechas, modo de disfrute y tiempo de preaviso (con dos meses de antelación)", explica Cruz, que matiza que “la empresa no puede obligar a disfrutar las vacaciones en las fechas que ésta disponga ni aun existiendo razones justificadas, siempre y cuando no exista acuerdo con los trabajadores”.
Sin embargo, son muchas las plantillas que están dispuestas a aceptar unas vacaciones anticipadas -que no suponen un recorte salarial- a cambio de evitar un Expediente de regulación de empleo (ERE). Para Rocío Bonet, "lo primero que tiene que hacer la empresa es analizar su situación financiera" y plantearse diferentes alternativas. "Si los trabajadores entienden que aceptando estas medidas se evitan recortes de personal, estarán dispuestos a aceptar unas propuestas que, si bien drásticas, lo son menos que el despido". En su opinión, a la empresa también le interesa llegar a un acuerdo, ya que se puede ahorrar los costes de un ERE pero, sobre todo, porque en los despidos en masa, no se discrimina lo suficiente como para retener el mejor talento.
Llegados a este punto, la pregunta que muchos trabajadores se hacen es ¿por qué no ha funcionado la retribución flexible de la que tanto han hecho gala las grandes empresas? Para Rocío Bonet la respuesta es muy sencilla: “La retribución flexible es ciertamente un modo de ajustar el pago de los empleados en tiempos de bonanza y crisis… pero mi percepción es que en algunos países, como España, todavía no está muy extendida en niveles bajos y suele ser típica sólo de ciertos trabajos (venta a comisión) o de ciertos niveles (altos directivos)”.
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Este es el resumen del artículo "Empresas y empleados juegan sus cartas en un mercado laboral hostil" publicado en Diciembre 2008 en la revista Knowledge @ Wharton.
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