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Capitalismo del Siglo XXI |
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| Está claro que América Latina no podrá aislarse por completo de la crisis financiera mundial. El Fondo Monetario Internacional ahora prevé que el crecimiento económico en la región será de sólo 2,5% en 2009, en comparación con su anterior proyección de un 3,2%. Los países que dependen más de la exportación de commodities serán los que sufrirán las mayores bajas en el crecimiento, con Venezuela a la cabeza del listado. Aquellos países con exportaciones más diversificadas, como Brasil y México, verán menores caídas. No hay un consenso, sin embargo, en cuánto durará la crisis. Los optimistas creen que lo peor habrá pasado para fines de 2009, mientras que los pesimistas creen que se extenderá hasta 2010 o más allá.
Si ya es difícil prever el impacto económico que la crisis tendrá en América Latina, más difícil es tratar de predecir la futura estabilidad política de la región. La reciente alza de los precios de las materias primas supuso un crecimiento económico. Esto permitió a mucha gente pobre subir a la clase media. Pero la actual crisis financiera mundial amenaza con revertir toda esta situación. Esto aumenta el potencial de movilización de las fuerzas populistas de la región.
Sin embargo, no todos los países de América Latina están igual de expuestos a la inestabilidad política. Los menos vulnerables tienen sistemas políticos bien institucionalizados, que no dependen para su estabilidad de un solo individuo. También han diversificado sus exportaciones, tienen enormes reservas en moneda extranjera y bajos niveles de deuda externa. Para estos países, la crisis representa una oportunidad para reducir la posibilidad de mayor inestabilidad política en el futuro por medio de la implementación de reformas que fortalezcan a sus instituciones políticas, eleven la productividad y competitividad de sus economías y provean oportunidades a los más pobres. Pero la crisis financiera mundial también representa una oportunidad para que aquellos países manejados por caudillos populistas cambien su rumbo. El populismo sin abundantes recursos para distribuir es difícil de mantener. Hay dos obvias alternativas para esta problemática situación. Una es mantener la estabilidad por medio de métodos cada vez más autoritarios de gobierno. La otra es implementar políticas económicamente sustentables y productivas.
Sin embargo, es muy posible que los caudillos populistas se fortalezcan gracias a la crisis financiera mundial. Mucho dependerá de la conducta de los grupos de oposición democráticos y su capacidad de ofrecer una atractiva alternativa económica al populismo autoritario. Las recientes elecciones en Venezuela muestran lo que se puede lograr si los movimientos de oposición trabajan juntos y se unen bajo el estandarte de un candidato único en elecciones a cualquier nivel de gobierno. Será necesario además un programa de modernización que permita reestructurar el actual sistema capitalista de América Latina, que sólo sirve para perpetuar la desigualdad.
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Este es el resumen del artículo "Capitalismo del Siglo XXI" publicado en Diciembre 2008 en la revista América Economía.
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