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Los bancos por dentro



Revista: The Economist
Tema: Industria de servicios financieros
Fecha: Enero 24, 2009
El presidente Obama declaró en su toma de posesión que “debemos empezar hoy mismo […] la reconstrucción de los Estados Unidos”. Esto incluye el sector financiero, que ya se ha vuelto su prioridad. La reconstrucción de las finanzas estadounidenses dependerá del tiempo que se tarde la aprobación de las nuevas leyes del sector; pero, ya hay un panorama general. Las nuevas finanzas serán más limitadas, estarán más reguladas y serán más conservadoras. Sin embargo, el problema más inmediato es salvar el sistema bancario. Es el momento de admitir que la primera ronda de rescates financieros no surtió efecto. Así que, la gran pregunta es: ¿qué tipo de rescate se necesita?

El programa de rescate financiero de Inglaterra se convirtió el pasado otoño en el modelo a seguir. Inglaterra está dando el ejemplo de nuevo. Pero esta vez será recordada por sus errores. El programa implementado por Inglaterra tenía el objeto de ayudar a los bancos con las pérdidas que sufrieran estos a partir de sus peores activos. Nadie, ni siquiera el gobierno, sabía cuánto costaría esto. Lo cierto es que los mercados no reaccionaron ante el programa y las acciones comenzaron a caer justo en los bancos que estaban recibiendo la ayuda.

Cualquier gobierno que quiera implementar un programa de ayuda puede extraer dos lecciones de la experiencia británica. Primero, la escala del programa debe impresionar a todo el mundo y detener así la espiral de desconfianza. Segundo, el diseño del programa es importante y la historia demuestra que no es fácil conseguir un buen diseño. En todo caso, hay tres posibilidades:

Garantías y seguros gubernamentales: las garantías funcionan rápidamente y permiten que los activos queden en manos de los expertos. El problema es que podrían surgir sospechas de que el gobierno prefiera esta solución por razones meramente políticas, pues es una promesa actual que se pagaría luego.

Bancos “malos”: de los cuales surgirían bancos con una imagen renovada, y que podrían recaudar el capital necesario. El problema es que el mayor o único accionista de algunos de estos bancos sería el gobierno. Este sería un alto precio que pagar, pero no hay alternativa. En este caso, la nacionalización no sería un fin en sí mismo, sino una consecuencia del programa de rescate.

Nacionalización directa: aunque los bancos nacionalizados pueden restaurar la confianza y así aumentar el crédito, su forma de destinar fondos es peor que la de los bancos privados. Si la idea es que el gobierno haga préstamos directamente, estos bancos malgastarán una fortuna. Si la idea es proteger momentáneamente a los bancos, la media es más viable.




Este es el resumen del artículo "Los bancos por dentro" publicado en Enero 24, 2009 en la revista The Economist.

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