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Agárrenme si pueden |
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| Jay Nelson estafó a los compradores de eBay y Yahoo hasta que los federales lograron ponerlo en prisión. Se dedicaba a las subastas de equipos de computación cuya mercancía nunca entregaba, un negocio según sus palabras, de un margen de ganancias del cien por ciento. Fue acusado de llevar a cabo subastas ilícitas por más de US$ 200.000, usando 15 nombres diferentes y estafando a más de 1.700 víctimas. El funcionario del Servicio de Inspección Postal de Estados Unidos (institución responsable de la investigación) Tom Higgins, explica que Nelson cometía los delitos con mayor rapidez que con la que podían investigar.
Para eBay, el fraude es su mayor dolor de cabeza. La subastadora virtual albergó cerca de US$ 15 mil millones en ventas de mercancía el año pasado, generando US$ 1,2 mil millones en ingresos. Aunque sólo una mínima parte de sus subastas son fraudulentas, asegurar su terreno como un lugar confiable para hacer negocios es primordial para la empresa.
Cuando Higgins tomó el caso, pudo ubicar rápidamente a los Nelson y constatar que ya habían sido visitados por el inspector postal local por algunas quejas. En esa oportunidad Jay prometió que reembolsaría el dinero a sus clientes y entregó una lista de ellos. Pero para el verano del 2000, había pasado a un nivel superior, empleando información ficticia e identidades falsas. Nelson, de padres adoptivos, había asistido a la universidad pero no llegó a graduarse; cuando llegó a los veinte, ya había ido a prisión. Su hermano comenzó a vender equipos de computación en eBay y luego su esposa Krista, quien trabajaba para State Farm le comunicó que como empleada tenía la ventaja de un descuento sobre equipos de oficina. Así compraron impresoras HP y Nelson las ofreció en subasta. Para 1997 estaba dedicado al negocio por completo y sus ofertas eran legítimas. Pronto los clientes comenzaron a quejarse y a apuntar denuncias en el sitio sobre el vendedor, ocasión que le pareció oportuna para mudarse a New Hampshire. Allí nuevamente emprendió su estrategia y logró obtener más de US$ 50 mil tanto de Yahoo como de eBay. Cuando Higgins sintió que había logrado suficiente información del caso, los Nelson se mudaron de nuevo a Vermont. Allí se encontraron por primera vez Nelson y Higgins. Las computadoras y documentos encontrados en la casa fueron confiscados y llevados a un laboratorio para ser investigados. No obstante esa misma tarde Jay Nelson armó tres computadoras más y comenzó de nuevo, en dos meses logró más de US$ 30.000 en subastas de Yahoo. Su arresto finalmente se concretó en enero del 2001, luego de que usara el número de una tarjeta de crédito de un cliente para realizar diversas transacciones. Después de comparecer ante un magistrado federal, se le dejó ir bajo la condición de no salir de la ciudad y no hacer uso de computadoras. Pero Jay desapareció dejando una nota antes de volver a la corte. Voló a Florida. Sus subastas continuaron apareciendo en eBay y Yahoo, bajo un sin número de identidades virtuales.
Higgins decidió que para encontrar a Nelson debía entrar al mundo de la compra y venta. Así contactó a compradores que habían sido estafados con el fin de lograr información. Uno de los correos recibidos fue de una persona que le había vendido una cámara digital en Orlando. Aunque los inspectores se trasladaron allá no lograron encontrarlo. Posteriormente, después de que Nelson logró algo de dinero de su cuenta de PayPal y compró entre otras cosas algunas monedas de colección, los inspectores pensaron en enviar las señas de este personaje a una estación de radio de Orlando, reportándolo como un estafador. Una de las personas que oyó el mensaje fue la dueña de la tienda de monedas, quien proporcionó los datos para encontrarlo. Higgins no podía trasladarse a Orlando para hacer el arresto, por lo que quedaron encargados dos inspectores de ese estado. Una mañana cuando Nelson apareció en la tienda para vender unas monedas, fue arrestado. Fue encontrado culpable de fraude por correo, fraude electrónico y lavado de dinero, entre otros. Actualmente gana 17 centavos por hora trabajando en proyectos de construcción en la prisión de seguridad media de Otisville, Nueva York y quiere obtener un título en administración comercial tomando cursos que ofrece la institución. Nelson de 35 años estará en la cárcel hasta el 2007, mientras tanto no tiene permitido el uso de computadoras.
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Este es el resumen del artículo "Agárrenme si pueden" publicado en Agosto 2003 en la revista Fast Company.
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