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La recesión global le pega duro a los empleados chinos |
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| Mientras que el año nuevo lunar se cierne sobre China, millones de trabajadores deberían regresar a sus trabajos en la ciudad. Pero en Xinji, una ciudad norteña que se dedica a la producción de cuero y fuegos artificiales, pocas personas volverán a su trabajo. La crisis económica global le ha asestado un golpe mortal a esta ciudad ya no tan próspera. Los líderes chinos están tratando de lidiar con una de las olas de desempleo más agudas que haya sufrido el país en años. Los más afectados han sido los trabajadores itinerantes de las zonas rurales. El primero de octubre, el Partido Comunista se prepara para celebrar sus 60 años en el poder, a pesar de que la situación no es la más idónea.
Las cifras sobre la mano de obra itinerante son vagas. Pero los funcionarios creen que de más de 200 millones de trabajadores no ligados a la agricultura, más de 80 millones trabajan cerca de sus pueblos. La proporción de trabajadores que trabajan cerca de casa ha aumentado en los últimos años, pues estos trabajos ofrecen mejores condiciones que las fábricas de Guangdong, entre otros centros fabriles. Zhang Jianmin, de la Universidad de Minzu, en Beijing, reconoce que cerca de 10% de los trabajadores chinos provenientes del campo (cerca de 15 millones de personas) perderán sus empleos este año. Los funcionarios no tienen idea de lo que sucederá. Algunos esperan que estos trabajadores consigan al menos cómo comer.
El gobierno central está ansioso por resolver el problema. De hecho, ha facilitado los trámites para crear nuevos negocios y está alentando los préstamos bancarios. Además, las autoridades locales están ofreciendo entrenamiento gratuito a los itinerantes que regresen. El presidente Hu Jintao acaba de anunciar un incremento de los subsidios agrícolas para este año. Pero hay buenas razones para el escepticismo. Hay pocas personas dispuestas a comenzar un nuevo negocio en los tiempos que corren. Además, los gobiernos de las provincias más pobres no están dispuestos a gastar en programas de formación.
Más allá de que el desempleo genere una agitación social parecida a la de 1989, el Partido Comunista afrontará un reto muy especial en los próximos meses: el desacuerdo está creciendo entre sus filas. El presidente Hu está obligado a extender la ayuda a los agricultores y citadinos pobres. Justo antes del año nuevo lunar, el gobierno anunció un programa de ayuda de 9,7 yuanes destinados a 74 millones de personas. Asimismo, barnizó sus credenciales políticas con una visita a Jinggangshan, el área conocida como la cuna de la revolución comunista china.
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Este es el resumen del artículo "La recesión global le pega duro a los empleados chinos" publicado en Enero 31, 2009 en la revista The Economist.
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