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¿Qué hago con mi vida ahora? | 
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| Seis años atrás, la industria de tecnología entró en crisis, la economía se estancó y los ataques terroristas del 11 de septiembre alteraron definitivamente el humor de la nación. Poco después se publicó un artículo (y un libro homónimo) titulado “¿Qué debo hacer con mi vida?”, que levantó un gran revuelo. Por lo general, cuando escucha esta simple pregunta, la gente entra en un estado de introspección que deriva en un estado de autoindulgencia económica: el sujeto que deja su trabajo simplemente porque está aburrido o el que yace eternamente en el sofá preguntándose por el sentido de la vida o, peor aún, el que se gasta todos los ahorros en un viaje que se supone le revelará su objetivo en este mundo.
Pero el artículo en cuestión no promocionaba este tipo de respuestas. El argumento era que cuando la economía entra en crisis, lo peor que se puede hacer es mantener a millones de empleados trabajando a media máquina en tareas que no les interesan, pues esto los vuelve menos productivos. La economía nuca se recuperará si la fuerza laboral no se siente inspirada. Así pues, el artículo sugería que la solución a la crisis económica era procurar que los trabajadores hicieran algo que les interesara, de modo que se esforzaran y salieran del foso gracias a la innovación.
Seis años después, la economía está peor y el artículo se ha puesto otra vez de moda. Y seis años después, la pregunta en cuestión sigue despertando la misma respuesta patética. Así que, a continuación, presentamos una lista de falacias que pretenden complementar el artículo original.
1. La mayoría de la gente tiene el control de su vida: la realidad es que hay muy pocas personas que renuncien a su trabajo simplemente porque este las aburre. La gran mayoría pierde el trabajo o se ve obligada a cambiar de trabajo.
2. Me encantaría dejar mi trabajo y seguir mi propósito, pero tengo responsabilidades: las responsabilidades no nos alejan de nuestro propósito, son parte de este. Esta idea nos puede llevar a tomar muy malas decisiones en la vida.
3. Basta con desempolvar las fantasías para poder hacerlas realidad: la mayoría de la literatura de autoayuda de hoy en día vende un concepto de “pasión” demasiado vago. Lamentablemente, mi libro fue encasillado en este género a pesar de que no presentaba fantasía alguna sino el testimonio de miles de personas de carne y hueso.
4. Debemos amar lo que hacemos aunque sea lunes por la mañana: así no es como funcionan las cosas. Todos los trabajos tienen una parte detestable.
5. Hacemos las cosas por el simple amor al arte: cuando decimos que nuestro trabajo le da sentido a nuestras vidas en realidad no estamos diciendo que dicho trabajo nos gusta por sí mismo. Esta es una forma muy ilusoria de buscar el sentido de la vida.
6. No hay una única actividad a la que estemos destinados en esta vida: por favor, ¿de dónde surgió este mito? Hay docenas, cientos de carreras que podemos desarrollar y que nos pueden brindar bienestar y un sentido de vida.
7. No sé que quiero en la vida: nunca diga esto, no se engañe. Claro que sabemos lo que queremos: realización, relaciones, responsabilidad, emoción, etc. El gran problema es cómo obtener todo esto.
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Este es el resumen del artículo "¿Qué hago con mi vida ahora?" publicado en Marzo 2009 en la revista Fast Company.
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