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La posible ruptura de Europa |
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| Tasas de cambio que se desploman, enormes déficits en cuentas corrientes, temibles préstamos de divisas y horribles recesiones suenan como los ingredientes de una distante crisis de deuda del tercer mundo en los años 80 y 90. Sin embargo en Europa, el desastre ha sido cocinado más cerca de casa, en países europeos del este, muchos de ellos ahora miembros de la Unión Europea. Una de las consecuencias es que países europeos más antiguos se encontrarán a sí mismos pagando las consecuencias para poder limpiarlo.
Muchos europeos occidentales, enfrentados a una severa recesión en casa, verán esto extremadamente injusto. Los europeos orientales se han ido de juerga gracias a la inversión extranjera, al deseo por los estándares de vida occidental y a la esperanza de que muchos se encontrarán capacitados en adoptar la única moneda de Europa, el euro. Los críticos argumentan que, con algo de justicia, algunos países europeos no se encontraban lo suficientemente preparados para la membresía de la Unión Europea, que habían arruinado o hecho a un lado reformas y que habían pedido prestado miles de millones cuando la construcción y consumo estaban en pleno apogeo. ¿Tendrán seguramente que pagar el precio de su estupidez?
Incluso si un país como Hungría o uno de los tres del Báltico se hundieran, los europeos occidentales estarían entre los primeros en sufrir. Bancos de Austria, Italia y Suecia, quienes han invertido y prestado fuertemente en Europa Oriental, verían pérdidas catastróficas si el valor de sus activos perdiera vitalidad. La gran tensión por pagos atrasados, combinada con retrógrados instintos proteccionistas yendo hacia la proa de toda Europa, podría fácilmente revelar el logro de más orgullo de la Unión Europea, su mercado individual.
En efecto, un colapso en el este podría rápidamente suscitar preguntas sobre el futuro de la misma Unión Europea. Desestabilizaría el euro –para algunos miembros, como Irlanda y Grecia, no se encuentran en mejor estado que Europa Oriental. Además significaría la destrucción de cualquier oportunidad en seguir expandiendo la Unión Europea, suscitando nuevas dudas sobre los futuros prospectos de los Balcanes occidentales, Turquía y varios países de la antigua Unión Soviética.
Las consecuencias políticas en dejar ir a la Europa oriental podrían ser todavía más graves. Uno de los más grandes logros de Europa en los últimos 20 años fue reunificar pacíficamente al continente tras la caída del imperio soviético. Rusia se encuentra a sí mismo en graves aprietos económicos, pero sus líderes permanecen entusiastas en explotar cualquier oportunidad de reafirmar su influencia en la región. Del mismo modo, si la gente de Europa Oriental se sintiera que había sido desatada por el lado occidental, ellos podrían caer por populistas o nacionalistas de una clase que ha llegado al poder demasiado seguido en la historia de Europa. Ciertamente no es tarde para rescatar al este, aunque los políticos necesitan comenzar a defender su causa ahora.
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Este es el resumen del artículo "La posible ruptura de Europa" publicado en Febrero 28, 2009 en la revista The Economist.
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