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Democrisis |
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| Los peores efectos de la crisis financiera en América Latina se empezarán a sentir justo cuando comienza una temporada de vitales elecciones parlamentarias y presidenciales en las mayores economías de la región, lo que coloca a los actuales gobiernos en desventaja ante sus rivales, pues la mayoría de ellos (excepto Chile y, quizás, Brasil) carece de recursos financieros e institucionales para adoptar políticas anticíclicas. Pero los efectos de la crisis podrían ir más allá de las urnas, al producirse inestabilidad, descontento e intervenciones en la política no mediadas por los partidos, que pueden desembocar en caos, o incluso en golpes militares, al generarse un punto de quiebre en la relación de los ciudadanos con sus instituciones, si los países no logran mantener los avances sociales de los últimos años.
Los líderes no han calculado la severidad con que la crisis en la economía estadounidense impactará a la región. El FMI ha modificado ya tres veces su pronóstico de crecimiento para América Latina en 2009, de 3,5% en septiembre de 2008, hasta 1,1% a fines de enero. Son tres los golpes directos que recibirán las economías latinoamericanas: 1) el cierre casi completo del financiamiento internacional y el flujo de capitales hacia la región, que implicará dificultades adicionales al buscar financiamiento exterior; 2) el efecto de la contracción en EUA en su demanda mundial de productos manufacturados, que perjudica a países como México, disminuye el apetito de viajar por la región y frena el flujo de remesas, y 3) la caída de los precios de las materias primas, que reducirá los ingresos fiscales y su capacidad de maniobrar para reducir los efectos de la crisis.
Brasil y Chile están entre los países mejor posicionados. Con las altas reservas que el segundo acumuló en la bonanza, podría enfrentar sin mayores problemas la crisis. En Brasil, la diversificación de la economía ayudaría a suavizar el impacto de la caída de los commodities y el país tiene los recursos para seguir impulsando sus planes de crecimiento y sociales de los últimos años. Otros no ahorraron en los buenos tiempos y carecen de un sector privado sólido y capacidad de financiar el consumo interno. Muchas medidas para disminuir los efectos inmediatos de la crisis, erosionarán las instituciones, la confianza y las posibilidades de crecimiento. Ecuador es uno de los más problemáticos, pues no tiene ahorros ni capacidad de crédito y se le están acabando los recursos. En Venezuela, Hugo Chávez se ha resistido a adoptar medidas para estabilizar la balanza de pagos, aun cuando sus reservas se agotan rápidamente.
Cuba podría tener un respiro, pues su economía semicerrada la aísla de la crisis global, y el derrumbe de los commodities alimenticios que importa equilibra la caída del turismo. Panamá, con un gobierno poco popular y finanzas desbalanceadas, depende de las obras públicas de ampliación del canal para mantener su nivel de actividad y liquidez. En México, el ambicioso plan de Felipe Calderón en infraestructura, la inversión pública y las reformas, pueden ser insuficientes para contrarrestar el aumento del desempleo, ya sin la ayuda de la migración a EUA. A Argentina, el control estatal de los fondos de retiro y una renegociación parcial de su deuda le permitirá sortear el colapso en 2009 y 2010, pero el descontento popular aumenta y se estima que en las elecciones parlamentarias de septiembre el peronismo será castigado por los votantes.
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Este es el resumen del artículo "Democrisis" publicado en Febrero 2009 en la revista América Economía.
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