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Las recompensas de la indolencia |
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| En Brasil, políticas como el control por el Gobierno de los principales bancos y los préstamos demasiado onerosos, eran vistas como desventaja, pero ahora, bajo circunstancias diferentes, se ven muy perspicaces y le han dado a la recesión mundial un matiz diferente en ese país. Otros países están tratando de decidir cómo manejar los bancos y el crédito directo en la dirección que los políticos indiquen, algo que ya Brasil venía haciendo. A los bancos privados, los amplios requerimientos de reservas e impuestos sobre fondos que elevan los precios de sus préstamos los han desalentado de tomar los atrevidos riesgos que han derribado a sus iguales en Europa y América. Hasta ahora, el crédito en Brasil está un poco afectado, pero no en crisis.
Aunque el país se ha librado de la peor crisis financiera, la economía se está debilitando. Los despidos se han disparado, invirtiendo el crecimiento del empleo en la economía formal de años recientes. La producción industrial en diciembre cayó 12%, la mayor caída en los 17 años. Según expertos, el país no tendrá crecimiento en el 2009 y es probable que salga tan tarde de la crisis como entró. Aun así, la economía está en buena forma, comparada con ella misma en el pasado reciente, y con la de otros países actualmente. El FMI predice que sólo los países en desarrollo de Asia (más pobres que Brasil), África y el Oriente Medio tendrán un mejor desenvolvimiento en el 2009, lo que es impresionante, dada la tendencia previa de Brasil paralizarse cada vez que otras economías de cualquier parte sufrían presión.
Las razones para su mejoramiento son ampliamente debidas a la deuda del sector público, que una vez fue un punto débil, pero que ha sido llevada por debajo del 40% del PIB. Los préstamos en divisas han sido con frecuencia intercambiados por otros en reales, por lo que una depresión del dinero ya no dañará más la hoja de balance del Gobierno. Brasil ha construido reservas por US$ 200 mil millones para defender el real y el déficit de las actuales cuentas es pequeño. Y esta crisis no está aumentando la inflación, lo que ha permitido que el Banco Central baje las tasas. Ésta es la primera vez que Brasil puede ejecutar una política monetaria contracíclica.
A pesar de todo, preocupa que la prudencia fiscal de los pasados años no perdure. Los gastos gubernamentales crecieron tan rápidamente como los réditos fiscales durante los tiempos del auge. Ahora las ganancias están descendiendo, pero no hay moderación en los gastos, que tienden a crecer en el año anterior a una elección presidencial. El excedente presupuestario primario tiende a marchitarse o desaparecer, lo que en tiempos normales asustaría a los poseedores de bonos, que lo ven como una garantía de su cobro. Pero pueden aterrarse menos, ahora que las finanzas gubernamentales alrededor del mundo muestran el mismo deterioro, o peor.
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Este es el resumen del artículo "Las recompensas de la indolencia" publicado en Marzo 7, 2009 en la revista The Economist.
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