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Paren los camiones | 
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| En enero, Felipe Calderón, presidente de México, se convirtió en el único líder foráneo en encontrarse con Barack Obama entre su elección e inauguración. Su largo almuerzo fue un éxito. El Sr. Obama dijo posteriormente que él estaría “listo desde el primer día para construir una relación más fuerte con México.” De acuerdo a un funcionario mexicano presente en las conversaciones, los visitantes se sintieron reconfortados de que el Sr. Obama resistiría presiones proteccionistas y que los criticismos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA) que él había expresado durante la campaña podrían ser tratados en una revisión trilateral, involucrando a los tres países norteamericanos, que buscaría mejorar el acuerdo en vez de descoserlo.
Apenas dos meses después, la luna de miel se amargó un poco. El Sr. Calderón arremetió en contra de funcionarios estadounidenses por permitir que prospere el comercio ilegal de drogas entre los dos países y criticó la cobertura de los medios estadounidenses hacia la violencia relacionada con las drogas en México. Ahora una cláusula insertada en la Ley de Apropiaciones Ómnibus aprobada por el Sr. Obama ha rechazado un programa piloto que permitió a un pequeño número de compañías de camiones transportar cargas al norte de la frontera –como lo requiere NAFTA.
La respuesta de México fue rápida. A mediados de marzo, impuso tarifas de hasta 45% a 90 importaciones agrícolas e industriales que van desde fresas y vinos hasta teléfonos inalámbricos. La lista fue cuidadosamente escogida para evitar que subieran los precios de los artículos de primera necesidad en México mientras que daba un golpe a los artículos que realmente son exportaciones importantes para una variedad de estados de EUA. De esa forma, podría tener un máximo efecto político al norte de la frontera.
Desde que el TLCAN fuera firmado en 1992, el comercio entre México y EUA ha tenido auge. Pero el asunto del transporte por carretera se ha convertido en una batalla política. Alrededor de dos tercios del comercio cruzando la frontera va por carretera. Se suponía que las compañías de transporte de cada país estarían capacitadas para operar libremente en las del otro para el 2000. El sindicato de los Teamsters, cuyos miembros incluyen conductores estadounidenses de camiones, ha peleado una larga y mayormente exitosa acción de retaguardia en contra de esta clausula. Ésta argumenta que los camiones mexicanos no son seguros y contaminan y que sus conductores son insuficientemente entrenados.
Una corte de EUA rechazó estos argumentos así como lo hizo un panel de acuerdos de disputas del TLCAN, el cual dictaminó que EUA estaba violando el acuerdo y dio a México el derecho de imponer tarifas de represalias. México decidió no hacerlo para darle a EUA la oportunidad de honrar su compromiso.
México tenía el derecho de imponer incrementos más altos de tarifas. Su gobierno aspira que la disputa todavía pueda ser arreglada. La Administración estadounidense dijo que intentaría aparecer con un nuevo plan para cumplir con las preocupaciones “legitimas” del Congreso. A finales de marzo, Hillary Clinton, la secretaria de Estado, visitó México despachada por Obama originalmente para discutir asuntos de seguridad. Su tarea fue dar confianza al segundo socio comercial más grande de EUA de que su país honra sus compromisos. Quizá los funcionarios mexicanos debieron haberla invitado a hacer el viaje de regreso en camión.
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Este es el resumen del artículo "Paren los camiones" publicado en Marzo 21, 2009 en la revista The Economist.
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