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El Salvador: viraje a la izquierda |
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| En su rally a la victoria tras las elecciones presidenciales de El Salvador a mediados de marzo –de la forma como lo había hecho a lo largo de la campaña – Mauricio Funes vestía una guayabera tropical blanca en vez de la roja preferida por los anteriores jefes guerrilleros de su izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Su triunfo fue histórico para su país: con el estrecho pero claro margen de 51,3% a 48,7% con que el Sr. Funes derrotara a Rodrigo Ávila del regente partido Arena, finalizaron dos décadas de gobierno de derecha (y de siglos de su dominancia). Su mensaje fue igualmente claro: es partidario de políticas social-democráticas moderadas al estilo de Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil en lugar del más radical izquierdismo de Salvador Sánchez Cerén, el antiguo comandante guerrillero y nuevo Vicepresidente.
Para el observador no partidario – y existen pocos en El Salvador, un país todavía marcado por una guerra civil en los años 80 donde murieron 75.000 personas – la victoria del FMLN fue una maniobra dirigida a institucionalizar la democracia. Arena, cuyos orígenes se remontan al ejército y comandos de la muerte de derecha, permaneció en el poder tanto tiempo en parte debido a que se convirtió en un partido civil conservador, pero además en parte debido a que los dos últimos candidatos presidenciales del FMLN fueron antiguos jefes de la guerrilla con puntos de vista de línea dura.
Arena finalmente soltó el poder porque el Sr. Funes, un periodista de televisión sin lazos con la guerra, prometió convincentemente un “cambio seguro”. Él tuvo además que culparse a sí mismo. Tony Saca, el presidente saliente, no logró mantener la afirmación de que su país es un tigre económico de América Central. El Sr. Ávila, un antiguo jefe de la policía, hizo una campaña implacablemente negativa que buscaba retratar al Sr. Funes como un peón del venezolano Hugo Chávez. Pero el Sr. Ávila fue rápido en reconocer su derrota, disipando los miedos en que un resultado cerrado desencadenaría violencia.
En un país donde los ingresos son bastante desiguales, el Sr. Funes ha prometido incrementar los impuestos para con los adinerados para así pagar por mejores programas sociales, incluyendo los de salud rural y prevención del crimen. Él quiere otorgar crédito subsidiado a campesinos y pequeños negocios. Pero también ha prometido mantener el dólar estadounidense, adoptado por un gobierno de Arena como la divisa de El Salvador en 2001. Él ha reiterado su respeto por los derechos sobre la propiedad, estabilidad económica y disciplina fiscal. Además dijo que buscaría preservar los lazos cercanos con EUA.
Este acto de balanceo no será fácil. Algunos de los antiguos comandantes de la guerrilla les gustaría imitar la aproximación más radical del Sr. Chávez. Pero el FMLN falló en ganar una mayoría en el Congreso durante una elección en enero y necesitará tratar de alcanzar acuerdos con partidos conservadores. En su discurso de victoria, el Sr. Funes hizo un llamado por los “mismos sentimientos de esperanza y reconciliación” que inspiraron el acuerdo de paz en 1992. Ellos serán necesitados.
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Este es el resumen del artículo "El Salvador: viraje a la izquierda" publicado en Marzo 21, 2009 en la revista The Economist.
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