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El G-20: ser atrevidos |
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| Si bien los líderes del G-20 se reunieron, por primera vez, el pasado noviembre para contrarrestar el retroceso económico mundial, las soluciones aportadas por las economías ricas y emergentes no fueron del todo exitosas, pues la recesión ha recobrado fuerzas. Prueba de esta situación son 1) el desplome en los gastos de consumo, 2) el recorte drástico en la producción, 3) el aplazamiento de planes de inversión, 4) el despido masivo de empleados y 5) la contracción del flujo de comercio y del capital privado.
Debido a estas consecuencias, muchos economistas y expertos ahora ponen sus ojos en la cumbre del G-20 celebrada en Londres, el 2 de abril. Al parecer, las aspiraciones del grupo, en cuanto a la reformulación de las políticas económicas mundiales y la reestructuración de las instituciones financieras, parecen mostrarse más que ambiciosas, casi utópicas.
Por ahora, los pronósticos económicos oficiales, aunque poco exactos por la gran dimensión y la premura del colapso financiero, revelan que la economía mundial podría contraerse en un 2,7% en el 2009 y que los países ricos podrían ver la caída de su producción en más del 4%, lo que provocaría la recesión financiera más seria desde 1930.
A diferencia de estos augurios, otras estadísticas se muestran más esperanzadoras e indican que, según las últimas cifras de manufacturación, podría estar viviéndose el fin del colapso en la producción industrial mundial. Por otra parte, el gasto de consumo en EUA se ha ido recuperando un poco, al igual que el mercado inmobiliario que ya muestra señales de estabilidad. Como consecuencia, estas condiciones han ayudado a que los mercados bursátiles recobren fuerza.
No obstante, existen otros problemas latentes (las altas tasas de desempleo) que podrían enturbiar nuevamente el panorama y afectar los mercados crediticios, como resultado de un aumento en el incumplimiento de pagos. Por ende, la recuperación en un clima económico así será difícil, pues habrá que esperar que los empresarios endeudados engruesen sus ahorros y que los países dependientes de las exportaciones reorienten sus economías hacia el gasto local.
Ante esta debacle financiera, los gobernantes han emprendido acciones como: 1) ofrecer planes de recuperación económica, 2) reducir las tasas de interés a corto plazo, 3) implementar paquetes de estímulos fiscales, 4) buscar ayuda de instituciones financieras internacionales (FMI) y 5) evitar caer en el proteccionismo. Mientras muchos toman estas medidas como muy audaces, otros las consideran necesarias. Lo que sí es cierto es que, en esta crisis, las acciones de los gobiernos, orientadas a saldar las deudas, deben ser rápidas, decisivas y bien estructuradas.
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Este es el resumen del artículo "El G-20: ser atrevidos" publicado en Abril 4, 2009 en la revista The Economist.
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