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Aplicación-manía | 
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| Hasta hace poco, las personas compraban teléfonos móviles por su diseño estético, sus funciones de Internet y su cámara sofisticada; sin embargo, ahora, la adquisición de este aparato quedó condicionada a las aplicaciones móviles que éste puede reproducir.
En el caso de Apple, la empresa ha superado los malos pronósticos que se anunciaban con el incierto escenario económico y, más bien, ha multiplicado sus ganancias considerablemente gracias a la venta de software para su iPhone, artilugio que ha atraído desde empresarios e inversores, hasta programadores y artistas.
El éxito de Apple con los miles de programas que ofrece a precios económicos en su Apple Store ha crecido de tal manera que los capitalistas de riesgo ya lo comparan al auge de la PC o la Web. De hecho, ya se habla de cuáles industrias se verán transformadas o destruidas por el negocio de las aplicaciones.
Si bien Steve Jobs, en un principio, no concebía la idea de dejar que el software de otros desarrolladores pudiera ser instalado en sus teléfonos móviles, esta decisión forjó el camino para lanzar su iPod e iTunes al estrellato.
Después de esto, la compañía dirige el negocio de las aplicaciones con firmeza y somete los programas a pruebas rigurosas; incluso gran parte de ellos son rechazados arbitrariamente por ésta, lo que deja un espacio libre para que los rivales, como Google, atraigan a los desarrolladores resaltando su flexibilidad en la creación de aplicaciones.
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Este es el resumen del artículo "Aplicación-manía" publicado en Mayo 2009 en la revista Fast Company.
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