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Pendiente con la brecha |
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| GlaxoSmithKline, gigante farmacéutico, ha reestructurado radicalmente su forma de descubrir drogas. Luego de la fusión de Glaxo Wellcome y SmithKline Beecham, los ejecutivos se dieron cuenta de que su banco de hallazgos estaba vacío. Los laboratorios de ambas no se habían abocado a la tarea de reemplazar productos como Augmentin (antibiótico), Paxil (antidepresivo) y Flixonase (anti inflamatorio intranasal) a pesar de encontrarse cercanos al término de sus patentes.
El gerente de la nueva organización, Jean-Pierre Garnier llamó entonces al investigador Tadataka Yamada, para hacer nada menos que reinventar por completo la estrategia para descubrir drogas. Ahora en Madrid está una de las tres industrias destinadas a tal fin, con un costo total de US$ 270 millones. En su contenedor frigorífico se almacenan 1,3 millones de componentes químicos para realizar las pruebas.
En los nuevos laboratorios de GSK, los experimentos son llevados a cabo por robots que procesan miles de muestras para llegar a casi 300.000 pruebas automatizadas diariamente. Ahora lleva tres años (antes eran cinco) desde que una droga se identifica como candidato hasta sus primeras pruebas clínicas. Garnier y Yamada crearon seis unidades autónomas alrededor del mundo con equipos de hasta 450 biólogos. Como resultado anualmente se tienen entre 25 y 30 probabilidades para medicamentos mientras que el resto de las compañías producen entre 10 y 15. GSK se ha reforzado en esta actividad con alianzas estratégicas con laboratorios, empresas farmacéuticas más pequeñas y universidades. Un estudio comparativo hecho el año pasado arrojó que GSK tenía 62 candidatos en las fases I y II de pruebas, a diferencia de Pfizer, con 26, y Novartis, con 24. Pero tales descubrimientos todavía están lejos de ser drogas eficaces y seguras a lo que se suma los avances en genómica y sus implicaciones en tales descubrimientos.
En cuanto al desempeño financiero, GSK está entre dos aguas: la expiración de sus patentes y la bonanza creada por los descubrimientos del genoma humano, lo que ha hecho que sus acciones se manejen con grandes descuentos para los compradores. Los mercados solían evaluar a las empresas según las promesas de sus laboratorios, pero últimamente la Food & Drug Administration ha bloqueado más productos en su última etapa de desarrollo, por lo que para los inversionistas resulta muy arriesgado anticiparse a los hallazgos que pueda hacer una empresa.
GSK ha cerrado 30 de sus 102 plantas desde la fusión e igual se espera hacer con las agencias de publicidad ubicadas en Europa. Estas acciones le han ahorrado US$ 3 mil millones y explican cómo las ganancias operativas aumentaron 25% a US$ 8,7 mil millones. Pero la gran ambición de Garnier es radicalmente acortar el tiempo que toma convertir un experimento en un producto de mercado, lo cual le permitiría a la empresa recortar los precios de los medicamentos y mantener las ganancias antes de que los genéricos alteren el juego.
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Este es el resumen del artículo "Pendiente con la brecha" publicado en Agosto 11, 2003 en la revista Forbes.
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