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Inversionistas irracionales |
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| La teoría financiera dice que debemos poner nuestros huevos en distintos canastos para reducir los riesgos. La expresión es un cliché de las finanzas y la base de la teoría de portafolios, que mueve miles de millones de dólares en activos financieros por todo el mundo. Pero a veces nuestro cerebro no quiere que lo hagamos, o simplemente no entendemos cómo hacerlo. Es el caso de Federica Bolelli, una mujer chilena de 60 años de edad, que comenzó a invertir en acciones de la bolsa local hace pocos años. "Era la sensación de comprar un boleto de lotería, pero sabiendo que ibas a ganar. Todo subía y subía", comenta. Después llegó el golpe del 2008. Los mercados cayeron. Federica no se movió de su escritorio. "Hice algunas ventas, pero me quedé con algunas otras. En algún momento se recuperarán.
La actitud de Federica ha sido tema de estudios del conductismo financiero, un campo naciente de investigación y que combina la psicología y la sociología con las finanzas. El primer párrafo es un ejemplo de excesiva confianza en el mercado, o lo que también se podría catalogar como conducta de rebaño. Todo el mundo ganaba con las acciones, así que, a pesar de estar relativamente cerca de la edad de retiro, prefirió apostar ya que "no había cómo perder". En el segundo, Federica prefiere mantener en su cartera de inversiones acciones que claramente le han reportado pérdidas, porque así no tiene que admitir que tomó una mala decisión de inversión. Es lo que los expertos del conductismo financiero conocen como "disonancia cognitiva financiera". O sea, intentar justificar o racionalizar las decisiones propias para así reducir los conflictos internos.
Aunque algunos pueden considerarlo como un acto ocioso sin sentido, el trabajo en tal dirección es de alta relevancia. Y es que nuestro cerebro influye mucho más de lo que creemos en nuestras decisiones de inversión. Y no siempre nos ayuda a tomar la decisión más rentable. "En mi línea de trabajo hablo a veces con inversionistas muy sofisticados y ni siquiera ellos entienden bien el concepto de correlación entre activos", comenta Matías Braun, socio y director de estrategia del banco de inversión IM Trust en Chile. La diversificación a la que Braun se refiere es la teoría de que los inversionistas racionales optimizarán sus portafolios invirtiendo en una variedad de instrumentos para reducir el riesgo.
Pero la idea de la diversificación, al igual que otras teorías financieras, tiene un supuesto muy grande: somos racionales. Hay mucha evidencia que muestra que los inversionistas, tanto los pequeños, como Federica, e incluso algunos institucionales, se comportan de manera claramente irracional. Guido Balthussen, analista cuantitativo en la firma de administración de activos holandesa Robeco y ex profesor adjunto en NYU, realizó un estudio en el cual demostró con datos estadísticos que la gente tiende a usar simples reglas generales al diversificar sus inversiones. "El primer error que cometen es que consideran las ventajas de un activo en particular, sin tomar en cuenta su comportamiento dentro de una cartera", dice. "Otro error es que tienden a dividir su dinero por igual entre activos". O sea, si tengo US$ 100 para invertir y tengo cinco activos, por regla general invertiré US$ 20 en cada activo. "No hay una solución a esto", dice. "Debemos tener conciencia de que toda persona es irracional y no deja de serlo al momento de invertir. Pero podemos tratar de ser racionales".
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Este es el resumen del artículo "Inversionistas irracionales" publicado en Junio 2009 en la revista América Economía.
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