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Manejo de desechos en Colombia | 
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| Durante el mes de abril, la Corte Constitucional de Colombia decidió que millares de recogedores de desperdicios deberían ser oficialmente reconocidos como “empresarios”. El dictamen tiene un efecto práctico. La corte ordenó al gobierno de la ciudad de Cali, la tercera más grande de Colombia, suspender la propuesta de una concesión del manejo de desechos para darles a las cooperativas de recicladores, nombre con que se les conoce, tiempo para organizarse a sí mismos y licitar por contrataciones. El vaciadero en donde trabajaban muchos de estos recogedores de desperdicios fue cerrado el año pasado como parte de una reorganización de eliminación de desechos que ya ha visto tres contrataciones ser otorgadas a compañías privadas.
La abogada que representó a los recogedores de desperdicios sostuvo que el quitarles el acceso a los desechos violaba sus derechos de ganarse el pan de cada día y a la vida. Ella además retó a una nueva ley nacional bajo la cual los recogedores de desperdicios pueden ser multados hasta por un monto equivalente a US$500 por clasificar la basura en sitios públicos. La corte dictaminó que los futuros contratos de eliminación de desperdicios “deberían favorecer y tratar de preservar el estatus de los recogedores de desperdicios como empresarios independientes”. Los jueces además suspendieron las multas impuestas por el gobierno municipal de Cali por clasificar desechos en público.
El dictamen tiene un alcance más allá de Cali. En Bogotá, los recogedores de desperdicios dependerán del fallo para licitar por contrataciones de eliminación de desperdicios que serán otorgadas el siguiente año. Los de la capital estuvieron entre los primeros del mundo en formar cooperativas y el año pasado la ciudad fue sede de la primera conferencia mundial de recogedores de desperdicios.
Hasta hace una década, las autoridades competentes a lo largo del mundo en vías de desarrollo vieron a los recolectores de desperdicios como un problema y se preocuparon en como “deshacerse de ellos”. En la actualidad, ellos se están dando cuenta que cuando los recogedores de desperdicios reciben apoyo, sus cooperativas son “el perfecto ejemplo de desarrollo sostenible”. El Ministro del Trabajo de Brasil ha reconocido la recolección de desechos informal como un oficio legítimo.
Ahora viene la parte mala. Muchos recogedores de desperdicios no pueden leer ni escribir. Para funcionar como empresarios tienen que organizarse a sí mismos. Eso en cambio significa superar largas contiendas entre recolectores de las calles y antiguos recogedores de desperdicios. En Cali, ellos apenas tienen tres meses para organizarse antes de que comience una nueva propuesta. Puede ser que el tiempo no sea suficiente.
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Este es el resumen del artículo "Manejo de desechos en Colombia" publicado en Junio 13, 2009 en la revista The Economist.
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