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Honduras después del golpe: entran los diplomáticos |
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| Cuando un golpe de estado sacara a Hugo Chávez de la presidencia de Venezuela en 2002, sólo tomó tres días para que él regresara al poder. Manuel Zelaya, un aliado del Sr. Chávez quien fuera expulsado de la presidencia de Honduras por un golpe de estado militar a finales de junio de este año, no tuvo tanta suerte. Alentado por una condena universal debido al golpe y haciendo un llamado por su restitución, el Sr. Zelaya compulsivamente trató de regresar a su país aunque sus nuevos mandatarios prometieran arrestarlo si lo hacía. Luego de que su estrategia fallara, su futuro ahora depende de una mediación de Óscar Arias, el presidente de Costa Rica.
Equipado con un avión y un comité mediático del Sr. Chávez, el Sr. Zelaya voló sobre el aeropuerto de Tegucigalpa a principios de julio, pero se previno su aterrizaje porque el ejército había bloqueado la pista de aterrizaje. Al menos unas 10.000 personas habían respondido a su llamado que saludaba su ansiado regreso. Ellos derribaron parte de un cercado que rodeaba el aeropuerto y apedrearon a los soldados que se encontraban alrededor de ella. Las tropas respondieron con balines de goma y gas lacrimógeno y algunos parecieron haber abierto fuego. Un manifestante murió de una herida de bala y hubo docenas de heridos.
El viaje de Zelaya fue respaldado por más gobiernos radicales de izquierda en Latinoamérica. Los presidentes Rafael Correa de Ecuador y Cristina Fernández de Argentina lo acompañaron a Centroamérica en un segundo avión, en conjunto con José Miguel Insulza, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA). Ellos ignoraron una súplica del Cardenal Óscar Andrés Rodríguez, líder de la Iglesia Católica en Honduras, quien advirtió que la cruzada podría conducir a un derramamiento de sangre.
El gobierno de facto, encabezado por Roberto Micheletti, tiene el respaldo del Congreso de Honduras, sus cortes, el ejército y mucha de la población. Ellos insisten en que el Sr. Zelaya violó la constitución al tratar de convocar una asamblea constituyente, la cual temen podría haber alargado su mandato. Su rebeldía desembocó en un voto unánime para suspender a Honduras de la membresía de la OEA, ya que el golpe de estado violó su Carta Democrática. Con su regreso impedido, el Sr. Zelaya se reunió con Hillary Clinton, la secretaria de Estado de EUA, y estuvo de acuerdo con la mediación del Sr. Arias.
El Sr. Zelaya insiste en que él debería terminar su mandato en enero. El Sr. Micheletti se encuentra igualmente firme en que no entregará la presidencia. Aunque un acuerdo, involucrando alguna clase de cogobierno y la propuesta de una elección presidencial para noviembre, así como lo ofreció el Sr. Micheletti, puede ser todavía posible.
Fue fácil para que los latinoamericanos y otros condenaran el golpe de estado. La peor parte fue siempre el lograr la restitución del Sr. Zelaya. Las protestas y confrontaciones han fallado. Si la misión para la mediación del Sr. Arias respaldada por EUA tiene éxito, la administración de Barack Obama puede todavía emerger de su primera gran prueba en Latinoamérica con su prestigio realzado.
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Este es el resumen del artículo "Honduras después del golpe: entran los diplomáticos" publicado en Julio 11, 2009 en la revista The Economist.
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