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Obama: Qué piensan las empresas |
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| A principios de marzo, Sam Palmisano, presidente ejecutivo de la IBM, entre otras estrellas corporativas, se reunió con el presidente Obama y su equipo de asesores para expresarle la inconveniencia de que el gobierno prohibiera diferir el pago de impuestos sobre los ingresos obtenidos en el exterior por parte de las multinacionales. Durante su campaña presidencial, Obama utilizó un lenguaje populista para pronunciarse en contra de las lagunas jurídicas que permiten que las compañías se lleven los puestos de trabajo al exterior. Por tanto, uno a uno, los jefes corporativos le advirtieron que cualquier jugada del gobierno en este sentido podría poner en juego la capacidad de competir en el extranjero de las compañías estadounidenses. En mayo, cuando publicó una propuesta más detallada, el gobierno había asumido una posición más moderada con respecto al diferimiento de impuestos. Dada la gran presión que estaba ejerciendo por su parte el congreso (en buena medida a manos del cabildeo corporativo), la Casa Blanca decidió diferir el proyecto por los momentos. Algunas fuentes oficiales sugieren que las nuevas medidas formarán parte de una reforma general impositiva.
La tregua a la que se llegó en materia de impuestos ha calmado un poco la animosidad entre el gobierno de Obama y el mundo comercial. El presidente y su equipo han causado muy buena impresión entre los CEO, dada su accesibilidad, conocimientos y disposición a escuchar. Sin embargo, algunos presidentes corporativos no saben bien qué hacer con Obama, mientras que otros no están seguros de si este entiende los retos que está enfrentando. Esta reserva se ve acentuada por el tono anticomercial que asumió en invierno el presidente frente a la crisis financiera. “Me parece que hay cierta aprensión en la comunidad comercial”, asegura Robert Greifeld, CEO de Nasdaq OMX Group. Obama y su equipo económico consideran que toda esta ansiedad (e, incluso, hostilidad) es incomprensible. Según declaró Obama el 27 de julio en una entrevista para BusinessWeek: “Siempre he asumido que si el mercado lo hace mejor, entonces debemos dejar que el mercado lo haga”.
Su disposición de enfrentar problemas de larga data le ha valido al presidente Obama muchos amigos en el mundo comercial y financiero. Otros le dan el crédito de haber aliviado la crisis financiera. Los líderes comerciales admiten que el presidente y su equipo de asesores son muy accesibles. Incluso algunos aseguran que las puertas están más abiertas ahora que durante el gobierno de Bush. “No siempre estoy de acuerdo con él, pero siempre está dispuesto a escuchar”, señala Jeffrey B. Kindler, CEO de Pfizer. Esta mediación personal con los altos ejecutivos será de gran importancia para el presidente Obama, que necesitará de un gran apoyo a la hora de presentarle sus reformas al congreso. Pero esta no será una tarea fácil. Apenas el gobierno logra calmar un sector, otro sector se irrita con otra nueva propuesta.
Por tal motivo, el mundo comercial se está comenzando a preguntar si Obama y su equipo escuchan realmente. “Si escuchar significa abrirle las puertas a otras opiniones, entonces sí, claro que escuchamos”, señala un importante asesor económico. “Pero si escuchar significa poder legislar, algo que presuntamente ocurrió en el gobierno pasado, entonces no, no escuchamos”. Bob Shrum, viejo estratega político demócrata, señala que el sector comercial y los expertos en cabildeo están sosteniendo un debate para determinar qué es mejor: trabajar junto al gobierno u “oponernos al mismo”. Todo dependerá en parte del avance de las reformas dentro del congreso.
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Este es el resumen del artículo "Obama: Qué piensan las empresas" publicado en Agosto 10, 2009 en la revista Business Week.
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