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El venidero rebote de Brasil | 
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| A diferencia de otros países que están luchando ferozmente por combatir la crisis financiera mundial, Brasil se ha estado proyectando como la única nación que desafía todo pronóstico económico, pues cuenta con una solidez y estabilidad bancaria y un repunte del consumismo.
Para solventar la problemática que implicaba tener acceso a una vivienda en Brasil, el gobierno implementó un programa de subsidios y de hipotecas a largo plazo para familias de clase media. En parte, esta medida ha evitado que la economía más fuerte de Latinoamérica sucumba al frente de esta recesión, lo que, probablemente, podría convertir a Brasil en uno de los primeros países que goce de una pronta recuperación económica, en especial en el sector constructor.
Es más, las predicciones apuntan por que la economía brasileña crecerá levemente este año y un 4,5% en el 2010, lo que ayudará a sacar a millones de brasileros de su estado de pobreza. Sin duda alguna, el presidente de Brasil Lula Da Silva ha hecho una buena gestión en un país que estaba antes sofocado por la hiperinflación, devaluaciones e incumplimientos de pagos. Con grandes esfuerzos, logró obtener el grado de inversión para la deuda soberana de su país, reducir los niveles de pobreza y promover la expansión de la clase media.
Desde los comienzos de la contracción económica, el gobierno actuó con rapidez recortando los impuestos sobre la renta y sobre los artículos de consumo, lo que les permitió a las empresas impulsar sus ventas y evitar despidos masivos. Aunque no se puede negar que el desacelero económico tuvo su impacto en Brasil, el gasto y la confianza en los consumidores se normalizó rápidamente gracias a los estímulos económicos, las sólidas finanzas locales y la buena regulación y manejo de la banca privada.
Muchos observadores también sugieren que la economía brasileña entró en gran apogeo tras 1) el inicio de la explotación de nuevas reservas petroleras, 2) la apertura hacia la globalización después de décadas de un hermetismo económico y 3) la adaptación de los empresarios, legisladores y ciudadanos a los climas financieros inciertos.
Pese al progreso económico que ha tenido Brasil en estos últimos años, este país sigue siendo uno de los menos aptos para hacer negocios, pues sigue ofreciendo unos servicios públicos en decadencia. Esto, junto con algunos matices de corrupción política y carga burocrática, más un exacerbado gasto gubernamental por las próximas elecciones presidenciales, podría mermar el crecimiento galopante que ha tenido la nación hasta el momento.
No obstante, si todo sigue manejándose como hasta ahora, Brasil se presentará como una economía estable en medio de un mar de incertidumbres financieras y, para muchas empresas, esa razón es más que suficiente para invertir allí. Otros ven con ojos incrédulos el avance del país petrolero y temen que ocurra otra burbuja inmobiliaria por promover la adquisición de viviendas a través de los planes sociales, lo que es poco probable que suceda, pues el grado de endeudamiento de los brasileros es mínimo, en comparación con el de EUA.
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Este es el resumen del artículo "El venidero rebote de Brasil" publicado en Agosto 17, 2009 en la revista Business Week.
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