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Alianzas en Latinoamérica: ¿De qué lado está Brasil? |
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| Hoy ninguna reunión internacional, sin importar su tema, estaría completa sin Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente brasileño cuya cordialidad e instinto para reconciliar opositores políticos lo lleva a hacer amigos en todas partes. Entre sus éxitos estuvo estabilizar una economía previamente disfuncional, llevando a Brasil a un rápido crecimiento económico. Al tomar el poder en 2003, mostró coraje político al apegarse a políticas económicas responsables, ignorando los reclamos de su partido de no honrar la deuda; su instinto para una economía racional lo ha transformado en campeón del comercio libre, y con sus políticas sociales ambiciosas ha levantado a 13 millones de brasileños de la pobreza, disminuyendo las desigualdades en los ingresos. Y se ha negado inteligentemente a cambiar la Constitución para optar por un tercer período.
La política exterior de Lula es ambiciosa. Gracias a su habilidad de dar todo a todos, Brasil ha ganado influencia, pero se arriesga a dejar un legado de ambivalencia, si no termina de adoptar una posición clara y decidir cuáles son sus verdaderos amigos. Ha acertado al pedir a las instituciones mundiales reformarse reflejar el cambiante balance de poderes. Las exportaciones de Brasil han encontrado nuevos mercados en Asia, África y el Medio Oriente, pero China ayudó a bloquear su intento de entrar al Consejo de Seguridad de la ONU, y la India hizo mucho por detener un acuerdo de comercio mundial. Y su tendencia ha sido cada vez más hacia apoyar acuerdos negativos.
A su gobierno parecen no interesarles la democracia y los derechos humanos, más allá de sus fronteras. Su canciller calificó de prejuiciosa e inefectiva la condena de los países ricos a los abusos en los pobres y en la ONU, Brasil está alineado con países como China y Cuba, protegiendo sus regímenes abusivos. Lula congratuló al presidente iraní por su victoria en las incorrectas elecciones de ese país, y Obama le ha pedido “usar su influencia” para que éste frene sus sospechosos trabajos nucleares. Si Brasil entra al Consejo de Seguridad en enero, tendrá que elegir si respalda sanciones más fuertes contra Irán. En muchas de las posturas de Lula hay un tácito toque de antiamericanismo, más costoso para Brasil en una América Latina donde la influencia yanqui declina mientras crece el dominio de China y los temores de una “nueva guerra fría”. Y quien amenaza con iniciarla es su amigo, Hugo Chávez.
Chávez ha sido elegido, pero cada vez parece menos preparado para abandonar el poder en las urnas y sigue removiendo las tensiones en la región. En Honduras hubo un golpe por temor a que Zelaya la convirtiera en el último dominó chavista y ahora Chávez, en su paranoia, amenaza con una guerra a Colombia por garantizar instalaciones de bases militares a los EUA, que la ayudan a luchar contra guerrillas y narcotraficantes. Brasil escogió expresar preocupación por las bases, mientras calla respecto al crecimiento armado de Chávez y la clara evidencia de que ha vendido armas a las FARC. Nadie espera que Brasil actúe como el sheriff de América, pero debería interesarle prevenir una nueva guerra fría en la región. La forma de lograrlo no es confundir a demócratas y autócratas, como Lula parece pensar, sino avergonzar a Chávez trazando una línea clara y pública a favor de la democracia.
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Este es el resumen del artículo "Alianzas en Latinoamérica: ¿De qué lado está Brasil?" publicado en Agosto 15, 2009 en la revista The Economist.
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