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Política petrolera en Venezuela: un propuesta pegajosa |
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| En un mundo donde el crudo es más escaso, los 272 mil millones de barriles de crudo pesado que Venezuela calcula están contenidos en las arenas petrolíferas de su faja del Orinoco deben parecer una propuesta atractiva para las multinacionales y compañías estatales de petróleo. Sin embargo, Petróleos de Venezuela (PDVSA), la compañía estatal, ha pospuesto tres veces este año una licitación por siete bloques en el Orinoco los cuales funcionarios opinan producirán 1 millón de barriles diarios de crudo sintético. La razón: los términos de la oferta son incluso más inflexibles que los contemplados por el gobierno de Brasil y la incertidumbre es aún mayor.
El riesgo no es geológico. Todo el mundo sabe donde se encuentra el crudo. Los requerimientos para que las instalaciones de mejoramiento y refinamiento convirtieran la brea en crudo cuestan miles de millones de dólares, pero la tecnología es suficientemente comprobada. Los ambientalistas, tan elocuentes en cuanto a las arenas petrolíferas de Canadá, han estado callados hasta ahora con respecto al bitumen de Venezuela.
No ayuda en nada que PDVSA quiera una participación del 60% y control operacional en cada bloque, sin invertir nada. Aparte de eso, el gobierno se apoderará de un 33% en regalías e impuestos sobre ganancias inesperadas. Incluso así, compañías estatales de China, Rusia e India han expresado interés en los bloques, en conjunto con Petrobras de Brasil y multinacionales como BP, Chevron, Royal Dutch Shell y Total. Dos cosas les han hecho dudar. Una es la recesión mundial y la caída en el precio del crudo –factores que yacen detrás de desilusionantes rondas de licitaciones en Argelia e Irak a principios de este año. La segunda es el riesgo político.
En los últimos dos años, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ha nacionalizado grandes partes de la economía, incluyendo docenas de compañías de servicios petroleros (quienes todavía aguardan la compensación que les fue prometida). ExxonMobil y ConocoPhillips se encuentran enlodados en arbitraje sobre los cambios gubernamentales en sus contratos de operaciones en la faja del Orinoco. Los nuevos contratos propuestos no contienen una cláusula que permita el arbitraje.
Tal es la sed por el crudo que algunas compañías, especialmente las estatales de países como Rusia y China, cuyos gobiernos tienen relaciones amistosas con el Sr. Chávez, pueden eventualmente taparse sus narices y echarse un chapuzón en las arenas pegajosas del Orinoco.
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Este es el resumen del artículo "Política petrolera en Venezuela: un propuesta pegajosa" publicado en Septiembre 5, 2009 en la revista The Economist.
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