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Selección no natural



Revista: The Economist
Tema: Industria de servicios financieros
Fecha: Septiembre 12, 2009
Aunque los paquetes de rescate económicos brindados por los gobiernos de EUA e Inglaterra, entre otros, han servido para salvar empresas importantes inmersas en un mar de incertidumbres, como resultado de la crisis financiera mundial, ahora el problema radica en ir limitando la ayuda financiera gubernamental.

El desplome de Lehman Brothers dejó en evidencia que el sistema financiero mundial arrastraba una serie de problemas que iban más allá de un banco de inversión mal administrado y de mercados crediticios congelados. Después de épocas de expansión y desregulación económica, la mayoría de los bancos a nivel mundial se descapitalizaron, lo que obligó a los gobiernos a intervenir, inyectando capital y otorgando préstamos y garantías bancarias.

Esta crisis, a diferencia del colapso económico de 1929, ha tenido un impacto menor gracias a las bajas tasas de interés y los descomunales paquetes de gasto público. Sin embargo, esto no descarta que la actual recesión económica no haya afectado a muchas empresas, en especial a los bancos mayoristas que hacen transacciones y negociaciones por cuenta propia.

Como resultado de esto, 1) el empleo de muchos banqueros se ha esfumado, 2) la reputación de varios bancos importantes ha sido atacada con vehemencia y 3) los fondos de cobertura han terminado en la quiebra. Pese a lo contradictorio que esto pudiera sonar, varios bancos comerciales (en España, Canadá y Australia) han obtenido considerables ganancias aun tras la contracción económica mundial, e incluso los grandes bancos de inversión han logrado reducir, a gran escala, los activos subyacentes ajustados por riesgo.

No obstante, sin lugar a dudas, el actual retroceso económico es un reflejo de que el sistema financiero necesita incorporar cambios dramáticos con urgencia. Los bancos no deberían basar sus ganancias en la toma excesiva de riesgos, la cual es promovida con el pago de comisiones por otorgar el mayor número de préstamos; este sistema daña duramente la industria bancaria, llenándola con garantías tóxicas y absorbiendo capital.

Para que los gobiernos logren poner fin a su incentivo económico, deben introducir ciertos cambios en el sistema financiero: 1) establecer mundialmente un plazo definitivo para la finalización de las ayudas económicas, 2) imponer regulaciones a los bancos para hacerlos más seguros, 3) limitar las garantías gubernamentales, 4) orientar los riesgos hacia los acreedores, no hacia los contribuyentes fiscales, 5) proteger a los depositantes, 6) reforzar el capital bancario y 7) ajustar las comisiones bancarias.




Este es el resumen del artículo "Selección no natural" publicado en Septiembre 12, 2009 en la revista The Economist.

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