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Marca familiar |
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| Karsten, la mayor exportadora brasileña de textiles de cama, mesa y baño, fundada hace 120 años, se ha mantenido en manos familiares y ha podido sostener su salud financiera durante la invasión de los productos asiáticos en los 90 (mientras muchos cerraron sus puertas). La textilera quiere llegar al mercado internacional con marca propia, pero este negocio está dominado por marcas europeas y estadounidenses y hay poco espacio para los latinoamericanos.
La empresa comenzó a exportar en 1971, cuando abrió su capital. Desde entonces, estableció que la mitad de su facturación debía provenir de clientes del exterior. El año pasado, las ventas externas aportaban el 60% de la facturación en reales, que cerró en cerca de US$ 100 millones. En términos de volumen, las exportaciones crecieron un 11% y alcanzaron el 42% de la producción. Se trata, entonces, de un premio a la visión de largo plazo. Karsten armó una cartera de clientes en Europa y Estados Unidos. Hoy, la empresa vende a 40 países productos de mayor valor agregado, destinados a los consumidores de las clases A y B. Pese a algunos momentos de crisis, nada ha logrado amenazar el balance de la empresa, que en 2002 registró una ganancia líquida de US$ 4,5 millones. Lanzó la marca Marina K en Europa y negocia con clientes un espacio compartido en las etiquetas. Por ello, para las empresas brasileñas Karsten es un ejemplo a seguir.
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Este es el resumen del artículo "Marca familiar" publicado en Septiembre 2003 en la revista América Economía.
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