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Término medio |
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| Luego que distintos medios de comunicación comenzaran a criticar a movimientos como 1) el de Hugo Chávez en Venezuela (y sus aliados en Ecuador, Bolivia y Nicaragua), 2) la pelea entre Cristina Kirchner y los productores rurales argentinos, 3) los pagos irregulares mensuales a algunos diputados federales en Brasil, los gobiernos de Latinoamérica han respondido por medio del hostigamiento, sin escatimar medidas: nuevas leyes, cierres arbitrarios de medios y un constante acoso que a primera vista parece inofensivo, pero que podría traer consecuencias insospechadas. Según expertos, los medios deben tener un carácter fiscalizador esencial para que la democracia funcione. El problema es cuando la tensión perjudica la normalidad.
A pesar de los matices de cada país, esta batalla saca a relucir un problema común de fondo: una crisis de representatividad de los políticos en el equilibrio del juego democrático. Los partidos ya no representan a la ciudadanía. La oposición se ve fragmentada y los medios de comunicación (que no son neutrales), quedan atrapados en medio, afectados por un abuso de poder, típico a lo largo de la historia. Al consolidarse la visión de que los medios son como un partido, un intento golpista, se crea una abierta confrontación en países como Venezuela, Argentina y Ecuador. Preocupan posturas como la de Daniel Ortega en Nicaragua, quien se declara en lucha "contra la prensa", o la del presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien en agosto describió a los medios como su mayor rival en 31 meses de gobierno.
Y en Venezuela, epicentro de las medidas centralizadoras y de promoción de la censura, las noticias hablan del fracaso de Chávez y la respuesta es el cierre de 34 emisoras de radio y la amenaza de acabar con la concesión de más de 200, apelando a irregularidades. Este escenario es el resultado de una fragmentación excesiva, incapaz de hacer frente a la tendencia autoritaria de algunos gobiernos y de la falta de consenso. Incluso en Brasil, hoy nadie se siente cómodo con lo que está pasando. El tono con el que el presidente Lula ha estado tratando a los medios de comunicación, en su salto a la popularidad, es alarmante. Una cosa es que el gobierno hable con los medios y desmienta en el caso que sea necesario. Ahora, culpar es una amenaza, que en Brasil hoy es respaldada por el poder judicial.
Un nuevo elemento complica las cosas. En las últimas dos décadas, muchos medios se han convertido en "multimedios", grupos económicos con intereses mucho más allá de la venta de información. Como empresa adquieren intereses que no tenían y surge la tentación de defenderlos apelando a la libre expresión. Los expertos piensan que todavía es posible obtener resultados positivos. Hacer evidente esta crisis de representación obliga a nuestras sociedades a definir cuáles son las reglas del juego para garantizar la pluralidad. Y eso incluye los sistemas de partidos, la ética de los medios de comunicación, la acción de los monopolios, etc. La tensión entre los medios de comunicación y los gobiernos refleja una grave fisura en la democracia de la región.
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Este es el resumen del artículo "Término medio" publicado en Octubre 2009 en la revista América Economía.
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