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¿Por qué esta caída inmobiliaria es diferente? |
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| Sería muy fácil citar la actual caída inmobiliaria como otra víctima en el ciclo regular de altas y bajas del mercado inmobiliario comercial de US $6.4 mil millones, pero esta crisis es más complicada que las previas, y será la más cara. Ya los precios han caído un 41% desde el pico del 2007, peor que la caída del 30.5% en 2006. Según expertos, nunca se vio tal variación desde que se están recogiendo esos datos (finales de los 60). El comercio inmobiliario ha ido de precios por los cielos a precios angustiosos. Las crisis típicas que se daban cada 5 a 10 años, eran predecibles: cuando los precios de las propiedades comenzaban a subir, los promotores inmobiliarios aceleraban sus proyectos para entrar en el mercado alcista. Algunos, al no poder ocuparlo todo, empezaban a tener moras en sus préstamos y los prestadores quedaban atascados con los edificios financiados. El desplome no tardaba más tiempo que éxito anterior.
Pero el exceso de construcciones no es el culpable de esta caída, sino el exceso de dinero. Los mismos excesos que llevaron al loco aumento y caída del mercado de la vivienda, estuvieron presentes en el comercio inmobiliario, aunque hasta ahora pasaron inadvertidos. Los banqueros, en su afán de lograr más y mayores préstamos, aceptaron un crecimiento salvaje de prestatarios, pasando por alto defectos en las solicitudes, en parte porque podían vender fácilmente sus dudosos préstamos a los inversionistas en forma de títulos comerciales de crédito hipotecario. A medida que el mercado se sobrecalentó, se convirtió en caldo de cultivo para el fraude: Un torbellino de nuevos casos en la corte revela a qué extremo se adulteraron los documentos de los préstamos.
La tormenta comercial aún está ganando fuerza. Entre ahora y el 2012, se harán efectivos préstamos por más de US$ 1.4 mil millones, y los prestatarios tendrán problemas para renovar cerca de tres cuartos de los que tomaron en el 2007, la cosecha más tóxica. Las pérdidas de los bancos e inversionistas echarán por años una sombra sobre los préstamos, y por extensión, sobre la economía global. El mercado no se recuperará del todo hasta el 2020, y en casos extremos, quizás nunca. Antes el daño se limitaba a un puñado de prestadores que invertían directamente en un proyecto dado. Ahora hay docenas de grupos de inversionistas que podrían no regresar al mercado con la misma agresividad. Y aún así, los títulos son solo un problema secundario. Los que realmente llevaron a la caída al comercio inmobiliario fueron los préstamos subyacentes.
Los préstamos se hicieron en base a la creencia inamovible de que el mercado nunca se desplomaría. Un análisis de los títulos de créditos hipotecarios creados entre el 2005 y 2008, encontró que las proyecciones de ingresos por las propiedades excedieron su comportamiento histórico por una media del 15%. Todo se basaba en suposiciones sobre el flujo de capital. Cuando las cifras no cuadran, algunos prestadores se vuelven imaginativos y pueden haber buscado apoyo para ellos mismos, atrayendo a los prestatarios con más dinero del que necesitaban. Los bancos apenas fueron los únicos permisivos durante el boom crediticio. El ambiente de préstamo “fácil y rápido” fue un territorio fértil para presuntos impostores. Problemas garrafales que normalmente hubieran despertado alarma, parecían estar a la vista de los ejecutivos que hacían los préstamos durante el boom crediticio.
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Este es el resumen del artículo "¿Por qué esta caída inmobiliaria es diferente?" publicado en Noviembre 16, 2009 en la revista Business Week.
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