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El surgimiento de la empresa híbrida |
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| A veces, la confusión permite precisar las cosas. Los problemas del mundo corporativo de Dubai han dejado a los expertos ávidos de un término capaz de describir a Dubai World y sus diversos hermanos. Aunque hay varias propuestas (controlado por el estado, apoyado por el estado, cuasi estatal, paraestatal), ninguna logra describir fielmente a estas compañías. Pero Dubai no es el único lugar que está desafiando el vocabulario comercial. Dondequiera que se vea están proliferando organizaciones híbridas que difuminan la línea que separa el sector público del sector privado. Estas no son ni compañías nacionalizadas (destinadas a ocuparse de cierta área de la economía) a la manera común ni las clásicas compañías privadas (que prosperan o se hunden dependiendo de sus propias fuerzas). Por el contrario, son entidades confusas que parecieran oscilar entre ambos mundos.
Este fenómeno se está dando en el mundo rico. Los franceses siempre han sido muy aficionados a las compañías parcialmente públicas. Por su parte, los estadounidenses cuentan con Fannie Mae y Freddie Mac para subsidiar el mercado inmobiliario. Pero la moda de las compañías híbridas está en su apogeo en los países en desarrollo. China y Rusia están a la cabeza. Miles de compañías chinas tienen lazos con los gobiernos locales o con el central. Por su parte, Rusia ha creado una inmensa cantidad de “compañías estatales” siempre interesadas en comprar activos del sector privado. Además, el gobierno mantiene lazos tan estrechos con algunas de las compañías más poderosas del país, que es casi imposible saber dónde termina el gobierno y empieza el sector corporativo.
Las compañías híbridas también están floreciendo en la industria energética. Las trece mayores compañías de petróleo del mundo pertenecen al sector público. Pero estas compañías son muy diferentes de sus antecesores. Operan alrededor de todo el mundo. Por ejemplo, Petronas, de Malasia, y la CNPC (China National Petroleum Corporation) tienen negocios en más de 30 países y acceso a grandes capitales privados y a expertos de primera categoría.
¿Qué hacer con estas organizaciones híbridas? Quienes las apoyan argumentan que estas disfrutan de lo mejor de ambos mundos: la seguridad del sector público, garantías de parte del gobierno, influencia política, etc. Pero la debacle de Dubai sugiere que lo mejor de ambos mundos se puede convertir rápidamente en lo peor de ambos mundos. El mayor problema de las compañías híbridas es que se trata de organizaciones muy confusas, a la merced de presiones contradictorias. Sus operaciones internas son difíciles de entender y su comportamiento difícil de predecir. Las compañías híbridas casi siempre están politizadas. Esto significa, por lo general, que los empleos se reservan para mismos partidarios. En China, donde las compañías están dominadas por el Partido Comunista, ya se habla de “emprendedores rojos”.
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Este es el resumen del artículo "El surgimiento de la empresa híbrida" publicado en Diciembre 5, 2009 en la revista The Economist.
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