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El espíritu emprendedor se desvanece |
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| El notable resurgimiento de China comenzó hace tres décadas con la designación de Shenzhen, al norte de Hong Kong, como una “zona económica especial”. Las empresas de la zona eran libres de funcionar en abierto capitalismo y obtener ganancias satisfaciendo a clientes, no al estado. El resultado fue la transformación de un pueblo agrícola en una ciudad de 9 millones de habitantes, con activas líneas de producción y máquinas de coser, elaborando todo desde iPods hasta zapatos Nike, en una explosión de entusiasmo empresarial.
Pero eso puede describir su pasado de una forma más precisa que su futuro. Inevitablemente, la prosperidad ha afectado a las actitudes de las personas y el ambiente empresarial local. Un estudio demuestra una precipitada caída en la fracción de la población implicada en comenzar nuevos negocios, del 12% en 2004 al 5% en 2009.
Otras cinco ciudades chinas de rango medio muestran resultados similares, con sus niveles emprendedores difiriendo poco de los vistos en Europa Occidental, lo que quiere decir que son un poco menor que en el Reino Unido, mucho menores que en EUA, pero mucho más elevados que en Japón. Las señales emprendedoras más fuertes pueden ser observadas en áreas rurales muy pobres que apenas comienzan a crecer más allá de la agricultura.
Existe cualquier cantidad de explicaciones para lo que está sucediendo en Shenzhen. No hace mucho tiempo, era una ciudad que necesitaba todo y atraía a cualquiera. Fue inundada con inmigrantes del resto de China, ansiosos por atrapar una oportunidad única. Pocas leyes, y si acaso, empresas conservadoras. Las fábricas podían ser abiertas en cualquier lugar. Incluso las personas más cualificadas descubrieron que podían obtener mejores empleos al mudarse a Shenzhen.
Eso ha cambiado. China ha comenzado a desarrollar grandes corporaciones que atraen a empleados talentosos. La misma Shenzhen posee al menos dos líderes globales, los gigantes en telecomunicaciones Huawei y ZTE. Los feudos se han vuelto difíciles de encontrar e irremediablemente, más costosos. Una de las últimas grandes parcelas no fue dividida para pequeños negocios sino transferida a BYD, un fabricante de automóviles y baterías de rápido crecimiento. Muchas leyes han sido promulgadas para proteger a trabajadores y al medio ambiente, haciendo más difíciles las cosas para comenzar un negocio.
El estudio además señaló una brusca caída en el interés de inversionistas privados. Eso es, al menos en parte, una respuesta razonable a la crisis financiera. No obstante es un problema real, ya que los bancos chinos tienen una gran inclinación hacia grandes compañías controladas por el estado. Shenzhen se ha convertido en un sinónimo global de creación empresarial, pero existe una razón para preguntarse por cuánto tiempo permanecerá de esa forma.
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Este es el resumen del artículo "El espíritu emprendedor se desvanece" publicado en Enero 23, 2010 en la revista The Economist.
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