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La animosidad, una fuerza importante en los negocios | 
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| La Tercera Guerra Mundial acaba de comenzar donde menos lo esperábamos: en Silicon Valley. Apple y Google fueron una vez tan cercanas que Eric Schmidt, presidente de Google, bromeaba diciendo que ambas compañías deberían fusionarse y llamarse AppleGoo. Pero, ahora, las dos compañías riñen por todo: desde aplicaciones hasta adquisiciones. Schmidt y Steve Jobs, presidente de la Apple, se lo están tomando de manera personal. El mundo comercial ha sido desde siempre un caldo de animosidades, y estas han sido particularmente intensas en Silicon Valley. No hay nadie más rencoroso que un “genio” de la informática. Steve Jobs es legendario por su rencor. Ha peleado con Bill Gates durante décadas. Ha dicho que los productos de Microsoft son de “tercera clase” y que la compañía no tiene ningún sentido estético. Asimismo, ha acusado a Michael Dell de fabricar “cajas de color beige muy poco innovadoras”.
Sin embargo, Jobs es un principiante si lo comparamos con Larry Ellison, presidente de Oracle. Ellison se ha peleado con Apple, Microsoft y hasta con los empleados de su propia compañía. Una vez dijo que las PC de Gates eran “ridículas” porque eran demasiado complicadas. Asimismo, se enemistó con Tom Siebel, el vendedor más talentoso de Oracle, hasta el punto que una vez declaró que “odiaba a Tom”. Incluso se ha peleado en su tiempo libre. Recientemente, comenzó una discusión con Ernesto Bertarelli, un multimillonario suizo, por un asunto relacionado con la America´s Cup, una carrera de veleros.
Silicon Valley es una incubadora de animosidades por la misma razón que es un centro de innovación: es un pequeño mundo habitado por personas que están siempre tratando de probar lo inteligentes que son. Los límites que separaran a los diversos mercados son vagos y transitorios. Las compañías oscilan entre la amistad y la enemistad. Esta es una situación muy peligrosa porque puede nublar el juicio y distorsionar las estrategias. Por ejemplo, Andersen Consulting y Arthur Andersen se pasaron los años noventa enfrascados en una contienda “matrimonial” que terminó en un costoso divorcio. La incapacidad de Ellison para compartir el crédito con sus empleados podría suponer en un futuro una gran crisis de sucesión. Las compañías familiares están siempre en peligro de ser destruidas por cualquier pelea interna.
El problema es que el éxito comercial y los ataques de rabia suelen ir de la mano. Esto se debe en parte a que la gente con gran sentido comercial suele tener también mucha personalidad. La misma pasión que les permite crear cosas de la nada también los impulsa a reducir a cualquiera que se interponga en el camino. Pero también se debe a que las animosidades personales pueden generar oportunidades comerciales. La aversión que siente Rupert Murdoch por los liberales se ha traducido en un imperio mediático que incluye canales como Fox News y periódicos como The Wall Street Journal. A veces, el vituperio no genera competencia (como en el caso de Google y Apple). Pero, a veces, la agudiza. El hábito de Jobs de personalizar su rivalidad comercial con Microsoft y Dell le ha valido a la Apple el título de la compañía más macanuda de la cuadra. Por otra parte, el espíritu competitivo de Ellison se ha traducido en éxito durante décadas para su compañía.
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Este es el resumen del artículo "La animosidad, una fuerza importante en los negocios" publicado en Marzo 20, 2010 en la revista The Economist.
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