|
China: ¿cerrando a los negocios? |
|
| Una década después de que China entrara en la Organización Mundial del Comercio (OMC), el país ha comenzado a cambiar las reglas para darle un impulso a sus compañías domésticas, especialmente las estatales. Tras 30 años fabricando productos de bajo valor para marcas foráneas y mercados distantes, los chinos pretenden moverse hacia arriba en la cadena de valor. Saben que tienen un record pobre en creación de marcas globales y pocos campeones, aparte de Huawei, Lenovo, Haier y quizás TCL, y las automovilísticas Geely y Chery; y según sus expertos, las marcas extranjeras han tomado una porción muy grande del mercado chino. Además China, que ha emergido indemne de la crisis financiera global, ya no siente el mismo respeto por el resto del mundo. Cree también que dio demasiado para entrar en la OMC y ahora debe afirmar sus propios intereses económicos, así tenga que abusar de su poder.
China ha visto cómo otros países, sobre todo EUA, han usado estándares, regulaciones y estrategias de compra local para construir sus propias industrias y se siente más que facultada para hacer lo mismo, pero sus líderes no quieren que la situación se les vaya de control. El Ministro de Comercio ha asegurado a los inversionistas foráneos que aún son bienvenidos, las inversiones continúan, y con la visita del presidente Hu Jintao a EUA este año, ambos lados deberán reconciliarse. Para algunos analistas, Beijing no puede cerrarle la entrada a los extranjeros porque necesita su propiedad intelectual: la tecnología China está retrasada con respecto a los esfuerzos occidentales, japoneses y coreanos en muchos sectores claves. Pero las fricciones siguen aumentando. La confianza que había el pasado año acerca de futuras ganancias se ha derrumbado, pues aunque aún se hace dinero en China, los rangos de la rentabilidad se están reduciendo.
Muchas de estas preocupaciones vienen de la política de innovación autóctona, introducida hace algunos años como una meta nacional mal definida, pero que ha ganado en resolución desde el pasado otoño, cuando Beijing comenzó a brindar deducciones fiscales y subsidios a las compañías chinas y a darles preferencias en los contratos estatales. Todos los gobiernos provinciales y municipales han emitido listas incluyendo, desde teléfonos móviles, hasta remedios herbales tradicionales, que pueden ser compradas por sus agencias y casi ninguna incluye productos fabricados por compañías foráneas, aún si son producidos en China. Si se define que esta proveeduría gubernamental incluya a escuelas, hospitales y empresas propiedad del Estado, esto pondría miles de millones de dólares en ventas de productos tecnológicos fuera del alcance de las compañías no chinas.
Una ley de patentes que entró en efecto en octubre forzará a las compañías a inscribir las patentes o marcas en China antes de hacerlo fuera del país, si quieren calificar para la proveeduría gubernamental, lo que hará imposible vender cualquier producto desarrollado afuera y dará a los burócratas chinos acceso a los secretos del comercio. Los extranjeros raramente se enfrentan a esto, porque sienten que el sistema de justicia chino favorece a las empresas domésticas. Además, China emite más de 10,000 nuevas normas para la industria cada año, aparentemente para proteger la salud y seguridad de los consumidores, pero a menudo confeccionadas de forma que impulsen a las compañías chinas. Para algunos occidentales, esto es resultado de que la gente se enfocó en la enormidad de lo que se estaba logrando solo con traer a China a la OMC, y se descuidaron los detalles, pensando resolverlos más tarde.
|
Este es el resumen del artículo "China: ¿cerrando a los negocios?" publicado en Abril 5, 2010 en la revista Business Week.
Vea otros artículos publicados en Business Week u otros artículos sobre Negocios con China.
deRevistas.com traduce y resume los mejores artículos publicados por las revistas más prestigiosas de Negocios y Gerencia. Cada quincena, le enviamos a nuestros suscriptores un nuevo ejemplar con unos 30 resúmenes.
|