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China, Estados Unidos y el Yuan |
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| No le hizo ganar amigos, pero Tim Geithner, el Secretario del Tesoro de EUA, tuvo razón en posponer una decisión, con fecha límite del 15 de abril, para declarar o no a China como un manipulador de moneda. Al retrasar la publicación de un reporte semianual sobre la tasa de cambio que él neutralizó, al menos temporalmente, surgieron tensiones sino-estadounidenses acerca del valor del yuan, el cual ha estado fuertemente anclado al dólar desde julio de 2008.
Los legisladores chinos ahora tienen bastantes meses para permitir que el yuan tome fuerza sin parecer derrumbarse ante la presión bilateral estadounidense –no es una consideración pequeña dada la feroz sensibilidad nacionalista de China. El Sr. Geithner además intentó cambiar los términos del debate lejos de las amenazas bilaterales al poner en claro que las futuras reuniones multilaterales, especialmente las del G-20, son los lugares correctos para discutir sobre la moneda de China. Y su voluntad para resistir a presiones políticas domésticas (130 congresistas le habían enviado una carta exigiéndole acción inmediata), le dio un buen ejemplo a los legisladores en Beijing. Para estar seguros, la decisión no fue sólo impulsada por las finanzas. La administración de EUA desea que China apoye severas sanciones a Irán, por ejemplo. Pero la diplomacia económica fue hábil. EUA ha demostrado que puede comportarse responsablemente. China ahora debe hacer lo mismo –al permitir que suba el yuan.
Un yuan más fuerte no sólo evitaría una guerra comercial entre EUA y China. Además ayudaría a China al reequilibrar su economía hacia el consumo local y facilitar el control de la inflación al darle al banco central de China carta blanca para aumentar las tasas de interés. Con los precios al consumidor en subida, eso se está convirtiendo en un asunto de más urgencia. No sorpresivamente, el banco central de China es el proponente principal de la reforma.
Los oponentes de un yuan más fuerte argumentan que la nación no se puede permitir a sí misma dañar a los exportadores que generan empleos, especialmente ya que mucho del reciente exceso de crédito por parte del estímulo del gobierno benefició a industrias pesadas de capital intensivo que generan relativamente pocos empleos. Pero la economía china se encuentra desproporcionadamente desalineada con respecto a la industria pesada en parte debido a su tasa de cambio subvalorada. Una moneda más fuerte podría, al reducir el precio de las importaciones, aumentar el poder adquisitivo de los grupos familiares y favorecer a empresas no comerciales como los servicios, los cuales tienden a requerir de mucha mano de obra. Eso de por sí no será suficiente para reequilibrar la economía de China. Toda clase de reformas estructurales, desde una gobernanza corporativa hasta impuestos, son necesitadas. Pero una moneda más fuerte sería un buen comienzo.
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Este es el resumen del artículo "China, Estados Unidos y el Yuan" publicado en Abril 10, 2010 en la revista The Economist.
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