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La erupción de la corrupcíón |
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| Han pasado 15 años desde que Moisés Naím contribuyó con la frase memorable “la erupción de la corrupción”. Pero no hay señales de que la erupción esté disminuyendo. En efecto, hay mucha lava derretida y ceniza sulfúrica cubriendo algunas de las más grandes compañías del mundo. Siemens y Daimler han sido recientemente forzadas a pagar multas estrepitosas. BHP Billiton, una gigante minera, ha admitido que ésta puede haber estado involucrada en actos de soborno. El Departamento de Justicia de EUA se encuentra investigando unas 150 empresas, con miras a compañías petroleras y farmacéuticas en particular.
El caso ético en contra de la corrupción es demasiado obvio para tener que deletrearlo. Pero muchas compañías todavía necesitan creer que, en este caso al menos, existe una tensión deplorable entre los dictámenes de la ética y la lógica de los negocios. El soborno es el precio que usted debe pagar para entrar en algunos de los mercados más difíciles (el argumento de “cuando esté en Roma”). El soborno además puede acelerar el irregular ritmo glacial de la burocracia (la hipótesis del “aceite eficaz”). ¿Y por qué no? Los riesgos de ser atrapado son pequeños mientras que las recompensas por incumplir las reglas pueden ser grandes e inmediatas. Cuando esté en Roma, compórtese como un sueco.
¿Pero realmente debe comportarse como un romano para prosperar en Roma? Muchas corporaciones occidentales han prosperado en mercados emergentes sin ensuciarse las manos, incluyendo a Reebok, Google y Novo Nordisk. IKEA ha recurrido a grandes instancias para combatir la corrupción en Rusia, incluyendo el amenazar con paralizar su expansión en el país, despedir a gerentes que paguen por sobornos y comprar generadores para identificar y atrapar a funcionarios que estén reteniendo conexiones en la red. Lo que es más, es erróneo descartar a países enteros como corruptos. Incluso los lugares más corrompidos son de hecho los más ambivalentes en cuanto a la corrupción: ellos invariablemente tienen leyes contra ella y frecuentemente producen políticos que hacen campaña en su contra. Las multinacionales deberían ayudar a impulsar las reglas de juego en vez de alcahuetear a los jugadores más inescrupulosos.
¿Y es el “aceite” verdaderamente tan eficaz? En un artículo del Banco Mundial se sometió a un escrutinio cuidadoso. Se descubrió que las compañías que pagan sobornos realmente terminan pasando más tiempo negociando con los burócratas. El prospecto de una paga les da un incentivo a los funcionarios para que regateen sobre las regulaciones. El artículo además descubrió que el pedir prestado es más costoso para las compañías corruptas, probablemente debido al flujo regulatorio.
Los costes ocultos de la corrupción son casi siempre más altos de lo que las compañías imaginan. Inevitablemente la corrupción genera más corrupción: los sobornados continúan regresando al comedero y los sobornadores se abren a sí mismos al chantaje. La corrupción también le demanda un alto precio sicológico a aquellos que se comprometan con ella. La gente de negocios corrupta habitualmente compara sus hábitos con tener una aventura amorosa: no tomará más tiempo en ceder a la tentación a lo que usted se encontrará atrapado en un mundo de secretos y culpa. Por otra parte, los beneficios de la rectitud pueden ser contundentes. Texaco, un gigante del petróleo ahora en manos de Chevron, ha tenido tal reputación incorruptible que las patrullas de frontera en África dicen haber dejado pasar sus jeeps sin involucrarse en su tradicional ritual de extorsión.
Además, la posibilidad de ser atrapado es dramáticamente más alta que hace unos pocos años atrás. Internet le ha dado mucho más poder a los informantes. Las ONG mantienen una constante vigilancia sobre grandes compañías. Cada año, Transparencia Internacional publica su Índice de Percepción de Corrupción, su Índice de Fuentes de Soborno y Barómetro Global de Corrupción. La posibilidad de ser enjuiciado también está en aumento. La Administración Obama ha rediseñado una porción de la legislación post-Watergate –la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (LPCE) – y la está utilizando para perseguir malhechores empresariales por todo el mundo. El Departamento de Justicia se encuentra tras más casos que nunca antes: 150 en la actualidad versus sólo 8 en 2001. Y está sometiendo a los corruptos a tratos más duros. La reciente legislación ha convertido personalmente a altos gerentes en riesgosos a la corrupción bajo su vigilancia. Ellos se arriesgan a ser condenados a prisión o enfrentar altas multas. La ambigüedad de la legislación significa que las autoridades pueden entablar un juicio debido a un entretenimiento derrochador así como por sobornos más evidentes.
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Este es el resumen del artículo "La erupción de la corrupcíón" publicado en Mayo 1, 2010 en la revista The Economist.
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