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Las cajas españolas y su desorden poco sagrado | 
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| Al final, CajaSur creyó en Dios. El 22 de mayo esta caja de ahorros, controlada por la iglesia católica de Córdoba, fue tomada por el Banco de España pues no llegó a ningún acuerdo en cuanto a su fusión con Unicaja, un rival más grande. La jugada dejó atónitos a los inversionistas y aceleró la consolidación de otras cajas de ahorro. Pero la fusión de estas cajas de ahorro, que constituyen la mitad del sistema financiero español, es sólo el primer paso de un proceso mucho más largo.
CajaSur es un banco pequeño. Sin embargo, el que haya sido tomado ha molestado a los inversionistas por dos razones. Primero, es un ejemplo patente de que la política está a veces por encima de la racionalidad. Todo este asunto de CajaSur es un misterio. Segundo, deja ver que el estado de los bancos españoles es peor de lo que se creía. Pero sería un error asumir que todos los bancos del país están mal administrados como CajaSur.
En todo caso, tras la toma de CajaSur, cuatro cajas de ahorro anunciaron que crearían un fondo común. Y ya hay otros bancos contemplando la posibilidad de crear estas “fusiones virtuales” antes del 30 de junio, cuando se vencerá el plazo para aprovechar los 99 mil millones del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Los políticos que controlan las cajas de ahorro están interesados en estas estructuras virtuales, pues estas permitirán que los bancos conserven sus marcas, juntas directivas y operaciones locales, a la vez que compartirán una tesorería común.
Pero en realidad estas medidas no lograrán reducir los costos. Ciertos analistas calculan que los bancos españoles cuentan con más sucursales de las necesarias. Estas fusiones no serán más que una excusa para aprovechar el FROB, señala un banquero español. Las cajas de ahorro tendrán que buscar de todas formas la manera de pagar en cinco años los fondos extraídos del FROB. Una solución sería que las cajas vendieran sus carteras de activos industriales; pero lo que realmente necesitan es una nueva ley que les permita obtener capital fresco mediante la emisión de acciones. Afortunadamente, tanto el gobierno como la oposición están de acuerdo con reformar la ley de entidades bancarias. Sin embargo, se necesitará mucho más para atraer al capital privado. Por ejemplo, reducir la influencia política sobre las cajas de ahorro y lograr una administración más transparente de las mismas. España ya ha perdido mucho tiempo en esta materia. Su tasa de desempleo ha llegado ya a poco menos de 20%. Además, este será un año difícil para los bancos si tomamos en cuenta los temores que genera la deuda soberana de España. Será un milagro si no se da otra ola de adquisiciones por parte de los bancos más poderosos.
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Este es el resumen del artículo "Las cajas españolas y su desorden poco sagrado" publicado en Mayo 29, 2010 en la revista The Economist.
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