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En dos mentes: los sindicatos en la era de austeridad |
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| Los sindicatos necesitan trabajar con más tesón al presentarse a sí mismos como campeones de los servicios públicos en vez de simplemente hacerlo como defensores de sus propios miembros. Esto requiere de más que palabras nobles. Esto implica tratar de mejorar la calidad de la enseñanza o de las políticas, digamos, en vez de andar con una obsesión sin fin con respecto a los “salarios y condiciones”. Además significa hacer un esfuerzo por comunicarse con las personas que se encuentran fuera del espacio sindicalizado. El hablar de “pelear” puede atraer a activistas profesionales, pero ofende a aquellos que están más interesados en ponerle manos a la obra que en desquitarse. El generar nuevas ideas en conjunto con expertos en políticas (policy wonks) y ONGs ayudarían a los sindicatos a parecerse a una fuerza constructiva en lugar de unos revanchistas resentidos.
Dos sindicalistas estadounidenses –uno ya fallecido y el otro aun con vida– nos suministran ejemplos de cómo esto puede ser logrado. El sindicalista fallecido es Al Shanker, presidente de la Federación Americana de Maestros desde 1974 hasta 1997. Él fue un negociador tan fiero que Woody Allen basó un film, “El Dormilón”, en la presunción de que la civilización había sido destruida cuando “un hombre con el nombre de Al Shanker encontró una bomba atómica”. Pero él además vio que la resistencia ciega a la reforma destruiría las escuelas en EUA. Él no ocultó su creencia de que muchos maestros fueran incompetentes, sosteniendo a favor el hecho de ponerlos tanto a ellos como a los alumnos a prueba y de vincular la paga con el desempeño.
El sindicalista que se encuentra con vida es Andy Stern. El Sr. Stern ha incrementado de manera dramática la membresía de su sindicato, la SEIU, en una época en la que otros se encuentran reduciendo. Él ha purgado capítulos de corrupción y eliminado privilegios ostentosos para personas importantes. El Sr. Stern también ha sido un visitante frecuente del Despacho Oval desde que el Sr. Barack Obama asumiera el poder. Él se preocupa de que una mentalidad cerrada conduzca a los sindicatos a la irrelevancia. Él ha sostenido que los sindicatos necesitan ser más sensibles “con lo que los patronos se encuentren lidiando en sus propias industrias” y ha hecho oberturas a grandes pensadores de la derecha como Newt Gingrich. Durante el debate sobre el sistema de salud, él intentó reclutar a los líderes de EUA para su campaña y así reemplazar el sistema de salud de la nación que está basado en el patrono.
Tal pensamiento radical sobre como los sindicatos pueden cuidar de sus miembros es fuera de lo común. Muchos ofrecen adiestramiento a los trabajadores que se encuentran en riesgo de perder sus empleos y aconsejan sobre nuevas carreras. Pero los sindicatos pueden bien descubrir que su futuro yace en redescubrir sus antiguos roles como “sociedades amistosas”, suministrándole a sus miembros el apoyo que ellos necesitan para enfrentar cambios inevitables en vez de defender sus empleos de forma perenne.
Los sindicatos, en resumen, deberían estar dispuestos a reinventarse a sí mismos tan dramáticamente como lo han hecho las empresas en los años recientes. En concreto, ellos necesitan enseriarse con respecto a una buena gerencia.
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Este es el resumen del artículo "En dos mentes: los sindicatos en la era de austeridad" publicado en Junio 5, 2010 en la revista The Economist.
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