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¿En qué punto las exageraciones y las declaraciones falsas sobrepasan el límite de lo tolerable? | 
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| Según los expertos, maquillar los logros profesionales forma parte de la naturaleza humana; prácticamente todo el mundo lo ha hecho alguna vez. Pero las exageraciones que a primera vista no parecen perjudiciales pueden tener consecuencias serias hasta el punto de poner en riesgo la carrera profesional del individuo. “Ser pillado puede tener consecuencias devastadoras; creo que puede arruinar a una persona”, dice Alan Strudler, profesor de Estudios Jurídicos y de Ética en los negocios de Wharton. Según observan los expertos de Wharton y de otras instituciones, en el actual mundo laboral, en que nadie va a una entrevista sin que antes no lo hayan “googleleado”, es muy fácil que cualquiera descubra las exageraciones del posible candidato. Sin embargo, la tentación de embellecer los currículos nunca ha sido tan fuerte, pues los trabajadores, desgastados por la recesión, se sienten presionados a hacerlo.
El desafío, de acuerdo con los expertos, consiste en no sobrepasar la línea del elogio exagerado. En algunos casos, los límites de lo que es considerado aceptable o no están claros: por ejemplo, pocos toleran exageraciones que fueran contra la ley o que perjudicaran a terceros. Igualmente censurables son los casos en que los ejecutivos de una empresa son sorprendidos mintiendo en el currículo sobre títulos académicos que jamás obtuvieron o cargos que nunca ocuparon, según explica Maurice Schweitzer, profesor de Gestión de las Operaciones y de la Información de Wharton. En un caso reciente, el procurador general del Estado de Connecticut y candidato al senado americano, Richard Blumenthal, fue acusado de falsear los datos de su hoja de servicio. Blumenthal había afirmado varias veces que había luchado en la Guerra de Vietnam, cuando en realidad él formaba parte de la reserva de la Marina en aquella época y servía en Washington, D.C., y en Connecticut.
Una cierta dosis de embellecimiento es admisible en determinadas situaciones. Por ejemplo, en marketing o en campañas publicitarias. En las cartas de recomendación y en las entrevistas de trabajo, “esperamos que las personas enfaticen el lado positivo”, dice Schweitzer. El nivel de aceptación de embellecimiento tiene mucho que ver con la cultura en que las personas viven y trabajan, y los valores en los que fueron educadas, observa Monica McGrath, profesora adjunta de Gestión de Wharton.
Hay quien quiere exagerar para que el currículo cubra los requisitos mínimos de un cargo específico; sin embargo, ya hay trabajadores veteranos que piensan rebajar un poco su nivel de instrucción y su experiencia para que no parecieran demasiado cualificados para un trabajo específico. Gracias a Internet y a otros avances tecnológicos, ahora las falsas declaraciones del pasado duran mucho más tiempo, y los embellecimientos son más fáciles de detectar. La mejor manera de evitar falsas declaraciones perjudiciales para la carrera consiste en editarse a uno mismo, dice Schweitzer.
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Este es el resumen del artículo "¿En qué punto las exageraciones y las declaraciones falsas sobrepasan el límite de lo tolerable?" publicado en Julio 14, 2010 en la revista Knowledge @ Wharton.
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