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Regresen la vergüenza | 
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| Martha Stewart recibe cientos de correos electrónicos de apoyo. El nombre del experto financiero convicto Michael Milken, es ahora también el de una escuela. Y el CEO de Oracle, Larry Ellison, cuya compañía tuvo un escándalo en los noventa con relación a sus estados financieros, ahora quiere comprar a PeopleSoft. Parece que la justicia no siempre puede mantener a los líderes de negocios lejos de los problemas; probablemente sea hora de probar una antigua medida: el ostracismo. Las reformas regulatorias y legales que surgieron de escándalos como el de Enron producen suficiente trabajo y honorarios a abogados y contadores, pero no parecen resolver el problema ético subyacente.
Entre otros casos, en una conversación reciente durante una cena, por ejemplo, con ejecutivos de Sillicon Valley, muchos de ellos de la industria de los semiconductores, después de lamentar primero la ola de escándalos corporativos, se dedicaron a explicar cómo su empresa había encontrado la manera de extender los trimestres para lograr los números de ventas. En otras palabras, si el trimestre terminaba el 30 de junio y se necesitaban más ventas, el lapso debía extenderse y cerrar los libros uno o dos días después. Lo interesante es que ninguno de estos individuos vio algo malo en ello, era simplemente "lo que se tenía que hacer" para lograr las cifras.
El punto es que raramente se ve a aquellos acusados de malversación corporativa excluidos de los círculos sociales o señalados como si estuvieran implicados en crímenes como robo, asesinato o pedofilia. Para muchos podría verse como una comparación exagerada, pero ese es precisamente el asunto. Hasta que la pena para los crímenes corporativos incluya ser excluido de las redes de amigos y socios de negocios, el mensaje que se envía es claro: "lástima que te atraparon, pero no te preocupes, todavía eres uno de los nuestros, parte de nuestro grupo y aceptado igual que antes". Sin sanciones normativas reales, la lección es que los crímenes no son tan malos después de todo.
La solución de fondo es simple: si queremos menos escándalos corporativos, tal vez como personas y como comunidad en general, necesitamos ser más duros con aquellos que los protagonizan, tal como son los jueces que los envían a la cárcel.
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Este es el resumen del artículo "Regresen la vergüenza" publicado en Septiembre 2003 en la revista Business 2.0.
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